Me imagino a Kiko Argüello en su casa por las mañanas, antes e retocarse su peculiar barba de lampiño acomplejado. Me lo imagino maquinando cómo hacer crecer esa máquina llamada "camino neocatecumenal" que puso en marcha en 1968.
Me imagino a Kiko Argüello, muy de madrugada, eso sí porque tiene toda la pinta de madrugar muchísimo, anotando en un cuaderno ideas para parecer cada día un poco más papista que el papa.
Para quien no sepa de quién se trata, Kiko Argüello es un señor que desde hace cuarenta años pilota una corriente dentro de la iglesia católica de marcado carácter sectario pero que a Wojtila le hizo mucha gracia en su día dado su fuerte perfil conservador y ahora Ratzinger, devenido Benedicto XVI, le ha dado también sus bendiciones.
Este domingo Kiko Argüello ha hecho una demostración de fuerza y ha celebrado en Roma junto a veinticinco mil de los suyos el cuarenta aniversario de lo que él llama el camino neocatecumenal. A sus adictos se les denomina los "neocatecumenales", y familiarmente se les conoce como "los kikos".
En estos cuarenta años a Kiko Argüello y a sus kikos les ha dado tiempo de dominar cinco mil quinientas parroquias en todo el mundo, gestionar cincuenta seminarios y constituir más de veinte mil grupos de incondicionales.
Este domingo Ratzinger les ha dado el espaldarazo con el que Kiko Argüello habría soñado tantas mañanas mientras se retocaba su peculiar barba de lampiño iluminado.
Que el señor en el que dicen creer nos libre de estos iluminados. Si existe, seguro que es lo suficientemente inteligente como para no fiarse de ellos.
2 comentarios:
pues no te vayas a cansar de
pensar, mejor ya no pienses...
jaja
Estoy deacuerdo es una secta asquerosa como todas, de lobos que solo pretenden aborregar a la población y de muchos borregos también. Además son potencialmente dañinos para cualquier ciudad.
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