jueves, 30 de septiembre de 2010

Huelga general. Reflexiones en el “día después”

 

Nos movíamos entre los piquetes y los policías, por el pasillo que los antidisturbios mantenían abierto para que salieran de las cocheras los autobuses pactados como servicios mínimos. Quinta hora de huelga en la madrugada sevillana.

Vivíamos los periodistas esa extraña –y falsa- sensación de privilegio que permite, a veces, el hecho de llevar una cámara al hombro o un micrófono en la mano. Nos movíamos a nuestra bola. Estábamos allí, trabajando... ¿Éramos servicios mínimos?

Al otro lado del cordón policial, perfectamente delimitada por los maderos la línea a no rebasar, veo a muchos amigos míos sindicalistas, encabezados por los también amigos Pastrana y Carbonero.


Me acerco a saludarlos ¿debería yo estar al otro lado? A veces les meto caña, sobre todo cuando veo lo poco que pelean para que mejore la situación de los periodistas en la empresa privada. Pero hoy estoy con ellos. En cambio me encuentro a este otro lado. En tierra de nadie, por donde comienzan a salir, entre abucheos, los autobuses de servicios mínimos.

Tomamos imágenes, metemos micro, Ana me graba una medianilla… hacemos nuestro trabajo. Pero es un día de lucha y no quiero olvidarme de eso. Estoy trabajando, sí, porque creo que así soy más útil. Igual me engaño, no sé.

Lo que está claro es que una jornada como la de hoy apela directamente a tu corazón. Y mi corazón está al lado de los que protestan, como no puede ser de otra manera. Aunque discrepe de ellos, que discrepo mucho.

Uno de los policías, con cara de jefe y de mala leche, se acerca a mí. Estoy detrás de uno de los suyos que me da la espalda y mira de frente a los amigos del otro lado del cordón, con los que estoy conversando. No se esfuerza en disimular que le molesta mi confraternización con los que protestan.


- Oiga, si quiere hablar con ellos, se pasa usted al otro lado

Lo que él no sabe es que yo estoy siempre “al otro lado”. Porque soy sólo un currante. Como él, pobre, aunque el uniforme y la sensación de poder le haga perder la perspectiva.

J.T.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Malaya, ¡cuánto daño han hecho!


Malaya ha cambiado de dimensión.

Aquel tiempo a las puertas de los juzgados de Marbella, donde el goteo de detenidos llamados a declarar duró meses hasta alcanzar el centenar de procesados, se ha transformado cuatro años y medio después, con el comienzo del megajuicio, en un empacho de presuntos corruptos sentados todos juntitos como si estuvieran en el cole.

Se nota el paso de cuatro años y medio. García Marcos (Melanie, como la llamaban en clave los responsables de la primera investigación) ha engordado y envejecido. Marisol Yagüe (Heidi) lucía más delgada y provocativa… a Julián Muñoz, aquellos trajes (sobre todo los pantalones) que le sentaban como un tiro parece que los ha cambiado por un fondo de armario algo menos impresentable. Ávila Rojas y Sandokán se mueven dignos, aunque pelín acojonados.

Para los que llevamos años siguiendo las andanzas de todos estos procesados, son ya como de la familia: Tomás Reñones, Leopoldo Barrantes, Rafael del Pozo, Óscar Benavente, Calleja, Jaén, los Soriano… Los han puesto a todos juntitos: a los dantes con los tomantes, a los que soltaban pasta gansa según salían beneficiados en los convenios urbanísticos con los que trincaban partes proporcionales de las llamadas “aportaciones” que soltaban tan generosos y desprendidos constructores.

Y el gran urdidor, el que se quedaba con la mejor parte antes de partir y repartir, sentado en primera fila, Juan Antonio Roca (Pedro para los investigadores), al que nadie conocía fuera de Marbella hasta el día que lo detuvieron.



Con su pinta de don nadie, cuerpo vulgar, traje vulgar, cabello vulgar pero fuerte y espeso, para tapar bien ese cerebro nada vulgar a juzgar por su capacidad para maquinar enredos de envergadura.

Menudo pollo ha montado este hombre y sus secuaces, cocidos todos ellos a fuego lento en la era de ignominia que inaugurara el fallecido Jesús Gil allá por 1991.

Ahora tenemos todo un año por delante para cruzarnos con ellos tres días por semana en los pasillos de la Ciudad de la Justicia de Málaga. Porque el juicio que comenzó el pasado lunes 27 de septiembre está previsto que dure eso: un año.

Los han pillado. Ellos representan la caída de una época insólita de impunidad que ratificó aquella tópica creencia popular: la que proclama que los políticos sólo aspiran a tener un cargo para forrarse mientras lo ejercen. Veremos a ver las penas y las multas que les caen.

J.T.

martes, 28 de septiembre de 2010

Malaya vista por "mi" Mirian

Os aseguro que no es pasión de "papi". El video cuyo enlace os dejo aquí resume a mi entender de manera magistral lo que se vivió este lunes a las puertas de la Ciudad de la Justicia de Málaga. Tomaos la molestia de mirarlo, que son menos de dos minutos, y luego me contais


http://www.cuatro.com/noticias/videos/juicio-mediatico/20100927ctoultpro_71/

¿A que es una artista, mi Marimiri?. Pues eso

Y tenemos para un año, dicen...
Ana y Elías, que son los responsables de las imágenes, igual se cansan antes.

J.T.

Los últimos fusilamientos del franquismo. Ayer se cumplieron 35 años

Hace treinta y cinco años tuvieron lugar en España los últimos fusilamientos del franquismo.

Coincidiendo con el décimo aniversario de aquellas muertes, el programa Informe Semanal de tve emitió un reportaje en el que estuve trabajando las tres semanas anteriores. Para mí fue un verdadero regalo que la dirección me lo encargara.

Contábamos en el informe lo que había pasado la mañana del 27 de septiembre de 1975. Aquel día fusilaron en Hoyo de Manzanares (Madrid) a tres miembros del Frap (José Luis Sánchez Bravo, de 22 años, José Humberto Baena Alonso, de 24 y Ramón García Sanz, de 27. En Burgos fue ejecutado Ángel Otaegui, de 33 años y en Barcelona Juan Paredes Manot, Txiqui, de 21. Estos dos últimos eran militantes de eta.


Para elaborar el reportaje emitido en septiembre de 1985, diez años después de aquellos hechos, conversé con las viudas y las novias de los fusilados, con algunos de los abogados que llevaron los casos, y con los entornos polítcos en los que se habían movido los cinco fusilados. ¡Lo que había cambiado el país en 10 años!

Los fusilamientos habían sido en noviembre del 75, Franco murió menos de dos meses después y ahora, cuando elaborábamos el reportaje para la tele, ya había dado tiempo a que comenzara y acabara el llamado período de transición política y a que quien gobernaba por entonces el país, Felipe González, fuera ya el presidente de gobierno número cuatro de la era posfranquista.

Si un periodista ha de procurar trabajar desde la distancia, yo reconozco que en aquel reportaje incumplí la regla: me estremecí, me emocioné, me impliqué… y lo disfruté.

Fue un verdadero master, un cursillo intensivo de política, emociones, de relaciones con seres humanos de muy distinta sensibilidad a la hora de analizar aquellos hechos que habían ocurrido diez años antes... Treinta y cinco ya visto a fecha de hoy.

El maestro Manolo Alcalá

Me cupo el honor de que uno de mis referentes, Manolo Alcalá, el “Reportero” por antonomasia de tve y uno de mis maestros, colaborara en mi reportaje. Aquel 27 de septiembre él había cubierto para el diario “Informaciones” los fusilamientos y recreó, para la pieza que yo estaba preparando, una secuencia donde reconstruía su experiencia personal como testigo de aquel espeluznante momento.

María Antonia Iglesias y José Antonio Gurriarán me animaron mucho con su valoración de aquel trabajo cuando lo vieron terminado, un reportaje que duerme en el archivo de tve y que algún día, cuando la digitalización avance, igual tengo acceso a él. Si eso sucede, en el preciso instante en que yo lo supiera, lo primero que haría sería vincularlo aquí.

25 años: 25 años se han cumplido ayer del "Décimo aniversario de últimos fusilamientos del franquismo", que era como se titulaba aquel reportaje de casi media hora de duración. Ni la Onu, ni el entonces primer ministro de Suecia Olof Palme, ni el papa Pablo VI consiguieron que Franco indultara a aquellos cinco condenados. El viejo dictador acabó su carrera como la empezó: quitando vidas por razones políticas.

¡Qué alivio que todo aquello suene ya tan lejano! Porque queda lejano, ¿verdad, queridos gatos y demás tedeteros?

J.T.

lunes, 27 de septiembre de 2010

El libro del caso Malaya


JAG. Estas son las iniciales de alguien a quien Juan Antonio Roca le pagó doscientos mil euros y hasta hoy no se sabe aún quién es. Alguien que tendría que estar procesado en el caso Malaya pero al que ni el juez ni los policías encargados de la investigación pudieron desenmascarar hasta ahora: el único que se ha salvado.

Según todos los indicios se trata de alguien que se mueve en Madrid en el entorno policial, alguien que tiene o tenía poder en la policía y que al parecer permitía a Roca sentirse “blindado” para cometer todas las fechorías que cometió.

El dinero que Roca le pagaba a JAG le garantizaba, debía pensar el ahora procesado, si no la inmunidad sí al menos información privilegiada para adelantarse a los acontecimientos. A Roca no le salió bien la jugada porque los policías que lo enfilaron no se casaban con nadie, pero estos mismos policías acabaron pagando muy caro su sentido de la honestidad, su exceso de celo profesional.

Brillantes en su trabajo, los inspectores que investigaron el caso Malaya tropezaron entre los papeles del contable de Roca con un enigma que los ponía en un verdadero compromiso, porque se trataba de datos que apuntaban hacia su propia “empresa”, hacia la cúpula policial en Madrid: se atrevieron, lo intentaron, pero nunca consiguieron ponerle nombre ni cara a las iniciales JAG.

Tanto se metieron en el charco que acabaron llenos de barro, y el trabajo más brillante en la lucha contra la corrupción jamás hecho en España acabó con su renuncia voluntaria: con el abandono de los dos principales inspectores del caso cuando éstos entendieron que haber sido tan competentes les estaba llevando a la ruina.

Lo cuentan Héctor Barbotta y Juan Cano en su estupendo libro sobre el caso Malaya (“La última gota, la novela sobre el caso Malaya”, Paréntesis Editorial, colección De facto). Un libro escrito en clave de relato que a mí me parece imprescindible para poder tener una visión completa y una perspectiva adecuada del caso.

Lo que cuentan es que hay dos policías con el suficiente valor para poner en jaque a toda una corporación municipal, dos policías que consiguen aportar documentación para detener a dos alcaldes y a más de una decena de concejales, pruebas con las que el juez procesa a casi un centenar de personas entre empresarios, abogados, funcionarios, políticos y otras hierbas -mundo de la farándula incluido-... Bien, pues estos dos policías acaban pinchando en hueso en su propia casa.

Tantos meses de colaboración con el juez del caso los había hecho amigos. El libro de Barbotta y Cano cuenta el momento en que estos dos hombres acuden al despacho del juez a despedirse cuando ya han pasado casi 14 meses del histórico registro en el Ayuntamiento de Marbella y de las primeras y sonadas detenciones.

Al juez le cuesta admitir que sus amigos quieran marcharse pero acaba entendiendo las razones por las que están resueltos a tirar la toalla: sólo se preocuparon de hacer bien su trabajo y se olvidaron de lo importante que es tener contentos a sus jefes. Y los jefes, mosqueados, no se habían cortado un pelo:

- Ahora podéis ampararos en el juez para saltaros la cadena de mando-les habían dicho, pero él se irá y vosotros continuaréis aquí a nuestras órdenes.

El juez lo entendió todo y antes de darle a sus amigos el abrazo de despedida no pudo evitar un alarde de erudición nada extraño en quien se tira años preparando unas oposiciones y citó a San Francisco de Asís: “No sólo hay que tener valor para cambiar lo que se puede -dijo, también hace falta serenidad para aceptar lo que no se puede y sabiduría para conocer la diferencia”

Los policías que realizaron el trabajo gracias al cual asistimos desde este lunes al macrojuicio que está llamado a marcar época en la historia de la lucha contra la corrupción en nuestro país andan desde hace más de tres años perdidos en el anonimato en comisarías de barrio. Infrautilizados, desactivados, desaprovechados…

Una vez más, como siempre pasa en la vida real, acaban ganando los malos

J.T.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Oyen “memoria histórica” y en seguida desenfundan

¿Por qué se pondrán tan de los nervios cada vez que sale a la palestra algún asunto relacionado con la memoria histórica?








¿



Cómo es posible que el reconocimiento que la Junta de Andalucía ha hecho a aquellas mujeres que fueron humilladas en su juventud –algunas casi en su infancia, allá en la posguerra- obligándolas a beber aceite de ricino o rapándoles la cabeza, les pueda poner a vociferar con tantos decibelios como lo han hecho?

¿Cómo es posible buscarle las vueltas a una mera medida de reparación para “informar” sobre ella hasta encontrar un titular tan retorcido como éste?: "Griñán busca mujeres rapadas hace 70 años para darles 1.800 euros" (abajo a la izquierda, a dos columnas)


Pero señores: si de lo que se trata es sólo de compensar y aliviar a cuatro pobres ancianas de una carga de las que muchas no consiguieron desprenderse en toda su vida ( y eso, las pocas que quedan vivas) ¿a qué viene tanto revuelo? ¿qué es lo que escuece aquí?

Yo creo que la Junta de Andalucía podría haberse ahorrado los cuatro duros y medio de indemnización y apostar simplemente por un reconocimiento público y honorable para aquellas mujeres apodadas pelonas en su día y que han conseguido llegar vivas hasta el año 2010. Pero de ahí a que la decisión de otorgarle a estas mujeres andaluzas mil ochocientos euros a cada una haya sido calificada de “vomitiva”, nada menos que por un consejero de la comunidad de Madrid…

Los palmeros mediáticos de este señor llamado Granados y de su jefa Aguirre me han puesto los pelos de punta con la impresentable colección de comentarios y calificativos que le han dedicado a la medida del gobierno andaluz.

Oyen "memoria histórica" y unos sacan la ristra de ajos, otros rebuscan titulares en el baúl de los recuerdos más añejo y casposo y otros... desenfundan el diccionario de sinónimos hasta que no les queda ningún insulto en la recámara.

Pero no nos preocupemos que aunque se comporten así, ellos se proclaman civilizados y demócratas y desenfundar lo que se dice desenfundar sólo van a seguir desenfundando improperios aunque aderezados, eso sí, con un mucho de mala leche. Espero..

J.T.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Periodismo, peligro de muerte



Treinta periodistas han sido asesinados en México durante los últimos cuatro años. Han matado allí en ese tiempo a más informadores que en la guerra de Irak desde 2003.

En el caso de los conflictos bélicos, el reportero que acude al escenario de los hechos cuenta ya con el riesgo añadido que implica ese tipo de coberturas. Pero en muchos medios de comunicación mejicanos el campo de batalla se encuentra en su propio centro de trabajo.

No es que te juegues la vida por meterte donde hay peligro: es que hagas lo que hagas y estés donde estés, si trabajas en un medio de comunicación el peligro existe ya simplemente por pertenecer a su plantilla, aunque sea de telefonista.

Todos los que nos dedicamos a esto estamos acostumbrados a lidiar con presiones, amenazas, intentos de extorsión o de soborno, cabreos, insultos... porque no suele ser habitual que aquel a quien dejas en evidencia en una información luego vaya y te dé las gracias.



La credibilidad tiene mucho que ver con la solvencia de lo que se cuenta. Y a veces lo que se cuenta es de tal solvencia… que acaba con la paciencia de quien se puede permitir la represalia.

Cuando la represalia, como en Méjico, se traduce en nueve tiros a bocajarro porque no te gusta lo que cuenta el periódico, creo que se puede entender el sentimiento de impotencia del Diario de Juárez, en Chihuahua, sacando bandera blanca cuando escribió un editorial el pasado domingo 19 de septiembre que titulaba “¿Qué quieren de nosotros?”

Se sienten poco protegidos por el gobierno frente a los narcos y han agotado su capacidad de resistencia ¿Qué significa esa bandera blanca? ¿rendición como han dicho unos? ¿solicitud de tregua, como sostienen otros?? ¡¡Ufff!! ¡Qué difícil todo!

¡Y qué arriesgado!



J.T.

martes, 21 de septiembre de 2010

La cara oculta de la luna



Se lo oí por primera vez a mi amigo Boni hace algo más de veinte años y desde entonces, no sé si con su permiso, lo hice también mío: el periodista, el informador, el reportero, tiene que intentar verle “la otra cara” a las historias que nos toca contar.

Siempre lo tuve claro, pero el enfoque de Boni me pareció la mejor manera de definirlo. Como las veces que se consigue orientar una historia buscando esa otra cara son las menos, para que no se me olvide lo repito una y otra vez. Aún así me despisto más de lo que me gustaría. Así que hoy me toca hacerlo aquí:

Hay que procurar huir de lo oficial, de lo políticamente correcto. Lo que de verdad interesa no suele estar a la vista. Me refiero a lo que resulta útil para quien nos lee, nos ve y nos escucha, no a lo que es susceptible de ser considerado promoción, portavocía o mera propaganda

El reto del periodista es buscar la otra cara: dar con lo esencial, que suele ser lo contrario de lo que nos dejan ver

Recelemos de las facilidades, porque por lo general encierran alguna trampa. Lo interesante lo tienes que descubrir tú. Y eso, casi siempre, suele estar al otro lado, en "la cara oculta de la luna"

J.T.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Cómo informar sobre violencia de género



¿Qué hacer con la información sobre violencia de género?

¿Es posible, como sostienen algunos, que exista un efecto llamada y que los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas podrían disminuir si existiese menos información sobre ellos?

¿Se debería aplicar a la información sobre los crímenes por violencia de género el mismo criterio que frente a los suicidios, de los que prácticamente no se da cuenta en los medios?

Este debate siempre ha existido, pero algunos responsables de consejerías de Asuntos Sociales o Bienestar Social, o del ministerio de Igualdad lo reavivan de vez en cuando insinuando -o directamente presionando- que los periodistas abordemos estos asuntos como ellos creen que debemos abordarlos, es decir: no abordándolos

Lo hemos estado hablando hoy en Córdoba cuando nos hemos enfrentado a lo que ocurrió el domingo en Villarrubia: un mal nacido acaba con su pareja de 30 años, arrastra su cabeza e intenta huir de la policía encaramándose a un poste de la luz. Se electrocuta, cae y muere.

¿Hay que darlo o no?
¿Hay que pormenorizar los detalles escabrosos?
¿Debemos admitir que los responsables políticos nos marquen pautas?

Respuestas: uno: hay que darlo; dos: no hay por qué profundizar en detalles innecesarios y tres: bajo ningún concepto se debe tolerar injerencia alguna

Los hechos son los que son y estamos en este oficio para darlos a conocer

El cómo los demos a conocer define a quien lo hace

Y la pretensión de los poderes públicos de meter cuchara donde no debe, también.

J.T.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Apuntes de periodismo, 12. ¿Será éste el futuro de los periódicos de papel?


Cierto que el periodismo de provincias es complicado, cierto que hay que contentar a una parroquia, nunca mejor dicho, a la que debes hablarle en sus propias claves…

Pero... ¿hasta este punto?



Año 10 del siglo XXI

La portada de arriba es de un periódico sevillano de hoy, sí. De este domingo 19 de septiembre

Y hay más

Por ejemplo, esta otra



Y ésta...


Así es como estamos en la era de Internet

A lo mejor es que el futuro de la información en papel pasa por hacerle la competencia a las hojas parroquiales

J.T.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Política, el imperio del eufemismo


Dado que, según rezan las crónicas parlamentarias madrileñas, al hablar de Afganistán el otro día se evitó pronunciar en el congreso la palabra “guerra” y en su lugar se empleó la expresión “escenario bélico”, reúno aquí otros celebrados eufemismos útiles quizás para quien quiera hacer carrera en política

Recordemos:

No se dice “Crisis”, sino “Ligera desaceleración

Tampoco “Guerra", como ha quedado acreditado. Lo “in” es poner de moda la expresión “Escenario bélico”, no lo olvidemos

Y por supuesto, cuando hablemos de “parados que hacen cursos en el Inem”, hay que proclamar que son “ciudadanos que trabajan para el país

Cuando palpemos la ruina y no veamos el final del túnel, lo que hay que sostener es que “la recuperación empezará como mucho el próximo trimestre”. Y que vayan pasando los trimestres

Y cuando ni tú te creas que habrá buenas noticias en breve, lo suyo es ponerse poético: “Hay ligeros brotes verdes en la economía

Nada de bancarrota, nada de admitir que no hay ni un duro: se dice “incapacidad para responder a las deudas” o “los bancos tienen que aumentar la provisión de fondos


Luego están aquellos otros eufemismos históricos que siempre pueden volver a ser útiles. Así que anotad si queréis prosperar en política:

Hablo catalán en la intimidad = Necesito hacerle la pelota a Ciu

Movimiento Nacional de Liberación Vasco = Banda terrorista Eta

Créame, Irak tiene armas de destrucción masiva = Bush me ha dicho que piensa invadir Irak sí o sí

Esto puede valer, creo, tanto para quien aspire a trepar en el mundillo politiquero como para quienes aún no hayan aprendido a interpretar la manera de vender motos que tienen concejales, alcaldes, ministros y demás ralea. Si me lo permitís, propongo para acabar hoy media docenita de expresiones más. Veamos, ejercicio de traducción:

Cuando dicen "Retoques necesarios" lo que piensan es en "Manipulación"

Cuando hablan de "Control de la información", lo que desean es la "Censura"

Si se refieren al "Empleo de métodos poco admisibles" lo que están queriendo evitar es la palabra "Tortura"

"Inevitable maquillaje de la realidad" significa "Mentira"

Un "Asesor eficiente" para un político es un "pelotas con el que se garantiza que nunca le dirá lo que no quiere oir"

Y de un "periodista", ¿qué piensa realmente un político de un periodista? Pues que es un "tocagüevos que si pudiera se lo cargaba". Y se los cargan, doy fe: preguntad si no en los medios de comunicación públicos... y en algunos privados también.


J.T.

La viñeta es de mi amigo Paco Martín Morales, a quien todos los que lo queremos aspiramos a verlo pronto dibujando de nuevo

jueves, 16 de septiembre de 2010

Miguel Poveda en La Maestranza


Hay días en los que uno no tiene más remedio que agradecer las oportunidades que te brinda este oficio. La de la noche de este miércoles ha sido una de ellas.

Ser testigo de la inauguración de la Bienal de Flamenco de Sevilla y poder disfrutar del espectáculo de Miguel Poveda es sin duda un privilegio. Íbamos a trabajar, es verdad, y eso te impide relajarte durante el rato que has de estar por la faena. Pero hubo tiempo para todo: el espectáculo duró tres horas, terminó cerca de las dos de la madrugada y de allí no se movió nadie.

Hubo algunos minutos en los que me dediqué a mirar las caras de los espectadores: también eran un espectáculo: estaban absolutamente felices y entregados. Siete mil. En la plaza de toros de la Maestranza.

En la radio esta mañana he oído mientras me duchaba a Tom Martín Benítez en Canal Sur Radio, a Carlos Herrera en Onda Cero… Yo creo que han ido directos desde la plaza de toros a la emisora. O como mucho han pasado por casa para ducharse. Se han deshecho en elogios: Carlos, entregado, hablaba de Poveda como “el nuevo boss” del flamenco. Tom parecía aún abducido por los efectos de la actuación del cantaor.

Y es que lo que ocurrió sobre el escenario fue sensacional: tres horas ininterrumpidas, con un acertado sentido del ritmo para que nunca decayera la expectación, con guiños a todas las reglas del espectáculo pero respetando las esencias… tocando todos los palos y evocando a los maestros… Con excelentes guitarristas como el Morao de Jerez, con Orquesta Sinfónica, comedidos pero espectaculares bailaores y la actuación como arista invitada de Esperanza Fernández, que interpretó con Miguel “La leyenda del tiempo” en un memorable dueto…

Con Esperanza Fernández. Foto Bienal

He leído y oído opiniones distintas sobre el espectáculo de los verdaderos entendidos. Yo no llego siquiera a aficionado. Pero lo vivido este miércoles 15 en la Maestranza estoy convencido que es de esos acontecimientos que contribuyen a crear afición.

J.T.

La foto de Poveda es de Antonio Pizarro

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Los descendientes de los moriscos no han conseguido el "Príncipe de Asturias"




Los echamos a patadas hace cuatrocientos años y aquella injusticia histórica continúa aún sin reparar.

Después de convertirlos a la fuerza (la Inquisición era muy persuasiva) y de explotarlos durante años sin miramientos los llevamos a todos cerca del mar, los metimos en barcos y nos desentendimos de su suerte para siempre.



Los moriscos contribuyeron al progreso económico, al desarrollo agrícola y ganadero de nuestro país… hasta el mismo día en que los echamos. Muchas fuerzas vivas los tenían enfilaos desde el mismo año en que se tomó Granada. Los habían bautizado, vigilado, controlado... pero no se fiaban de ellos ni un pelo.

Hasta más de cien años después no se tomó la decisión. Felipe II siempre se negó y fue en tiempos de su hijo Felipe III cuando se perpetró la felonía.

Este miércoles, mientras esperábamos el fallo de los premios Príncipe de Asturias de la Concordia, he tenido la oportunidad de tratar con algún descendiente de aquellos moriscos expulsados hace ahora 401 años exactamente.

Existía la posibilidad, puesto que se había presentado la candidatura, que los premiados fueran estos descendientes de los moriscos expulsados, que están repartidos básicamente entre Túnez, Mali, Marruecos, Mauritania, Argelia y Turquía. Así que nos habíamos preocupado por contactar con alguno de ellos y lo teníamos todo preparado para elaborar la información si hubiera sonado la flauta.

Pero no, a las doce en punto del mediodía de este miércoles hemos sabido que el jurado del premio Príncipe de Asturias de la Concordia había decidido concedérselo este año a Manos Unidas.

Las entidades que promovieron la candidatura de los moriscos, entre ellas el Parlamento Andaluz, argumentaban que el premio podría haber contribuido a cambiar la mirada sobre la historia de España. A poner el foco en un episodio tan determinante como tan poco conocido.

Para Sebastián de la Obra, uno de los impulsores de la iniciativa, se ha dado un paso enorme. Algo es algo, dice. Es un desafío evitar que se cumpla de manera irreversible aquel vaticinio que en su día perpetrara un peligroso santurrón valenciano y que este lunes nos recordaba en El País Francisco Márquez Villanueva: Aquel elemento llegó a pronosticar que “los moriscos acabarían disolviéndose como la sal en el agua”.

Pues de momento, no

J.T.

martes, 14 de septiembre de 2010

El traumático divorcio del portero del Brescia

Jugaban en Palermo el pasado domingo doce de septiembre: partido de la liga de fútbol italiana que su equipo ganó gracias entre otros méritos a sus excelentes intervenciones como guardameta del Brescia.


A Matteo Sereni le metieron dos pero salvó cuatro balones que eran goles cantados. Finalmente el Brescia, su equipo, ganó 2-3 a domicilio y se llevó los tres puntos.

Proclamado héroe del partido, todos los focos fueron para él. Así que cuando lo estaban entrevistando en directo por la tele dijo algo así como puedo saludar y soltó lo siguiente:

“Dedico esta victoria a mis hijos, a los que no veo desde hace tiempo, y no por mi culpa”

Cuentan las crónicas que en ese instante Sereni, sin importarle si su reacción haría honor a su apellido o no, flaqueó y estuvo a punto de echarse a llorar. Su hijo Simone tiene nueve años y su hija Giorgia, cinco. Sereni, que tiene treinta y cinco, lleva separado desde 2009 y es uno de los cien mil italianos implicados en separaciones problemáticas.

Ser portero de fútbol y tener la tele a mano parece que no sólo sirve para besar a tu novia mientras ésta te entrevista tras convertirte en campeón del mundo: también puede ser útil para casos como el de Matteo Sereni, quizás menos fashion pero lo mismo de auténticos.



En este caso puede ser útil no sólo para el portero del Brescia, que consiguió mandarle un mensaje a sus hijos. La repercusión mediática de su gesto creo que puede servirle también a tantos hombres, mujeres y niños que como él, han sufrido y sufren las consecuencias de una separación sin que nadie, y mucho menos los jueces con sus controvertidas interpretaciones de leyes desfasadas, les haga ni puto caso.

J.T.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Antonio Asensio, Juan Tomás de Salas, Jesús de Polanco: Los echo de menos


A lo largo de mi vida profesional he tenido el honor de trabajar para Antonio Asensio, Juan Tomás de Salas y Jesús de Polanco. Conservo en mi particular baúl de los recuerdos contratos de trabajo firmados por cada uno de ellos y me siento francamente orgulloso de haber tenido la oportunidad de pertenecer a plantillas de medios de comunicación comandados por estos tres monstruos.

A medida que transcurren los años, y con los tres ya ausentes, veo más claro el provechoso y trascendental papel que jugaron estos empresarios de la comunicación en la historia reciente de nuestro país.

Juan Tomás de Salas pilotó Cambio 16 desde los últimos años del franquismo. Su apuesta por abrir espacios de libertad le costó más de un secuestro de su emblemática publicación. Fue un empresario tan comprometido como poco organizado. De ahí que el grupo 16 se diluyera, por razones que otro día contaré, a medida que ganábamos en libertades. Fueron veintitantos hermosos años hasta que el grupo desapareció y él falleció.

Interviú, buque insignia del grupo Zeta presidido por Antonio Asensio hasta 2001, vio la luz en mayo de 1976, siete meses después de la muerte de Franco y apenas tres semanas más tarde del nacimiento de El País, periódico de referencia desde hace ya casi treinta y cinco años y embrión de lo que en poco tiempo sería el gigantesco grupo Prisa, un conglomerado de medios pilotado con destreza por Jesús de Polanco hasta su muerte en 2007.

Prisa y el grupo Zeta van perdiendo gas cada año que pasa desde que fallecieron sus dueños y los timoneles que intentan salvar los muebles no parecen acertar con la fórmula.

El tiempo nos va dejando cada vez más clara la importancia de estos tres hombres en muchas de las cosas que pasaron en España desde que comenzara la llamada transición democrática.

Asensio, Salas y Polanco ejercieron sus responsabilidades más tiempo que Suárez, Felipe o Aznar las suyas, pero todos los ciclos se cierran y éste en el que ellos tuvieron tanto que ver parece que está dando ya sus últimos coletazos.

Yo no sé vosotros, pero yo llevo bastante tiempo echándolos mucho de menos.

J.T.

domingo, 12 de septiembre de 2010

A Jorge Fiestas le hubiera gustado disfrutar las películas de Álex de la Iglesia



Aprovechando que el Pisuerga Álex de la Iglesia pasa estos días por ese Valladolid llamado Venecia, os voy a hablar hoy de mi amigo Jorge Fiestas:

El día que empezó a trabajar conmigo como colaborador -allá por 1978- yo pensaba que firmaba con seudónimo

- No, Juan, me había ilustrado mi jefe desde Barcelona. Se llama Jorge, de apellido Fiestas y además le gustan las fiestas

Las “fiestas” a las que se refería mi jefe eran los estrenos de teatro, de cine, presentaciones de libros, de discos…

Tuve la suerte de confraternizar con Jorge y comprobar que su trabajo no sólo no lo convertía en un frívolo sino que se trataba de un respetado y respetable conocedor de todo aquello de lo que hablaba y escribía, sobre todo de cine.

Había sido socio de Adolfo Marsillach en “Oliver”, un entrañable garito madrileño que competía con “Bocaccio” durante los primeros años de la transición para atraer a las figuras del mundo del arte, la literatura y el espectáculo, se carteaba con estrellas de Hollywood, era amigo y confidente de importantes escritores y directores de cine nacionales y extranjeros…

Sabía de cine más que nadie pero su elegancia le impedía avasallar con sus conocimientos. Cuando murió de cáncer a los 58 años sus amigos y compañeros de la Peña Primera Plana decidimos hacerle el mejor de los homenajes posibles: creamos los premios anuales “Jorge Fiestas” para el personaje o el hecho cinematográfico del año.

El molde del trofeo lo esculpió Iñaki Miramón y el premio de este año se lo otorgamos a Álex de la Iglesia varios meses antes de su éxito en Venecia: León de Plata y premio al mejor guión por su película Balada triste de trompeta. ¡Ahí es nada! Enhorabuena, Alex. Nuestro amigo y compañero Jorge Fiestas allá donde esté seguro que lo está celebrando también.

J.T.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Joaquín Soler Serrano



Inagotable cantera de talentos radiofónicos, Catalunya tiene entre sus pioneros del medio a Joaquín Soler Serrano, quien desde este martes nos espera ya al otro lado tras noventa y un años por estos lares.

Trasladó Soler Serrano su dominio del oficio en la radio a la tele y allí presentó en los sesenta y setenta del siglo pasado desde musicales a concursos unos mejores que otros, eso sí. Pero hubo un programa con el que dio la campanada a mitad de la década de los setenta. Se llamaba “A fondo”.

“A fondo” fue un programa de entrevistas por el que pasaron todos los personajes-personajes que había vivos en el mundo fundamentalmente de habla hispana hace treinta y cinco años. Esos personajes que a todos los que nos dedicamos a esto nos hubiera gustado conocer.

Las entrevistas que Soler Serrano les hizo a Josep Pla, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti o Alejo Carpentier son a mi juicio de lo más memorable de la historia de la televisión. También estuvieron en su plató Dalí, Cela, Alberti o Cortázar entre otros muchos.

Sin prisa, en un decorado sobrio –por supuesto en blanco y negro- y como si se tratara de dos amigos de charla tras la sobremesa, Soler Serrano le sacaba a sus entrevistados durante la hora larga que duraban aquellas conversaciones bastantes cosas que hasta entonces muchos de ellos no habían dicho nunca en público.

En homenaje a Soler Serrano, yo apostaría por recuperar en la tele de hoy – y creo que no propongo una utopía- aquel tipo de entrevistas: enciclopédicas, pausadas, cómplices, tiernas y duras a la vez pero siempre tan ricas como para tomar nota casi de cada frase.

De hecho Planeta las recopiló y editó hace algún tiempo y por Internet circulan como verdaderas joyas algunos fragmentos e incluso vídeos enteros de muchas entregas de “A fondo”.


Salve, admirado Joaquín. En tu honor, ahora que te has muerto, quiero reivindicar desde aquí un ápice al menos de aquella dignidad que transpiraban tus entrevistas de “A fondo”. Hago votos porque tu legado, ahora tan ponderado, no se quede sólo en lo preceptivo de un obituario.

Entrevistas como las tuyas aún son posibles en televisión, Joaquín. Así quiero creerlo y así lo reivindico. En tu honor, maestro.

J.T.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

La crisis y los libros de autoayuda


John Kenneth Galbraith (1908-2006)

Corría el año setenta y tres del siglo pasado. Había estallado la primera crisis del petróleo y sesudos economistas de todo el mundo buscaban soluciones a lo que se nos venía encima. Fue entonces cuando el canadiense-estadounidense Galbraith, cansado de análisis a su juicio inútiles, dijo lo siguiente:

- No sé por qué nos empeñamos una y otra vez en buscar soluciones para salir de la crisis. De lo que se trata –añadía Galbraith- es de aprender a vivir “instalados en la crisis”.

Y desde entonces, con este consejo-dictamen, vamos tirando en el mundo mundial. Casi cuarenta años han pasado y aquí estamos, continuando… para bingo.

Instalarse en la crisis, cualquier crisis, admitir que existe, buscar la manera de vivir nuestra vida a pesar de la crisis, con la crisis o por encima de la crisis, es sin lugar a dudas una inteligente opción sobre todo para quien sabe ver, más pronto que tarde, que es difícil que exista otra.

De ahí que cada vez que veo en cualquier revista de prensa aquello de “diez consejos para ser feliz”, o “rompa con todo y busque su verdad” o “eres lo mejor del mundo, te lo digo yo”, no pueda evitar recordar la idea de Galbraith: “Aprender a instalarse en la crisis… y punto pelota”

Los libros de autoayuda son un excelente negocio para los editores. Superventas año tras año, en los escaparates más accesibles cambia a menudo el autor, el título, la portada o la manera de venderlos. Pero todos los mandamientos que recitan estos libros se resumen en dos: El primero: Sé tú mismo -ahí queda la chorrada-. El segundo: Mientras me hagas caso, me compres, me leas y me recomiendes el editor y yo nos lo continuaremos llevando crudo.

¿Libros de autoayuda? Puede, si hay a quien le vale… Pero a mi juicio, el mejor libro de autoayuda es asumir el dictamen de Galbraith: dejarse de leches y aprender a vivir “instalados en nuestra propia crisis”.


J.T.

martes, 7 de septiembre de 2010

Dimé cómo haces el "canutazo" y te diré qué tipo de "plumilla" eres




Gran guardia a la puerta de una reunión que puede ser de banqueros, empresarios, sindicalistas, políticos o profesores de autoescuela. Horas de espera: sale alguien para hablar, un portavoz que va a hacer declaraciones ante quinientos micrófonos y tropecientas cámaras.

Hay que buscarse la vida para el canutazo. Durante el tiempo en que se forma el corrillo en torno al que va a hacer declaraciones, que pronto quedará semioculto por un bosque de micrófonos y grabadoras pegaditas a su nariz , descubrimos las distintas especies de redactor que existen en el negocio:

El caradura. Hace como que se quiere hacer un hueco hasta que alguien de los mejor colocados acaba diciendo bueno va, trae el micro que te lo tengo yo

El tímido. Trata inútilmente de hacerse un hueco mientras le comen el terreno. Al acabar se le ve preguntando a unos y otros: oye, ¿qué ha dicho?

El solidario. Se le ve siempre con su micrófono y otros dos o tres, entre ellos el del caradura y el del tímido

El piadoso. Acaba encontrando un hueco justo delante mismo del entrevistado, pero se tiene que poner de rodillas, rodeado de brazos, piernas y sudores, para no molestar a las cámaras

El que se complica la vida y se la complica a los colegas. Mete codo, mete prisa, mete el micro por encima de los demás. Ese micro, le gritan los cámaras, pero a él se la sopla

El listo. Espera a que acabe la maraña y luego trata de hablar a solas con el entrevistado. La mayor parte de las veces se come un mojón

El digno. Prefiere no enterarse antes que pugnar por hacerse un hueco. Ya lo cogeré luego de agencias, dice

El narcisista. Lleva inalámbrico, así que puede elegir sitio sin agobios. Casualidad: siempre lo encuentras detrás del entrevistado, frente a todas las cámaras sin que éstos puedan sacarlo de plano: se garantiza que ese día su familia lo vea una vez más en la tele a la hora de comer

El enteraíllo pesao. Suele hacer preguntas de diez minutos cuando sus compañeros llevan media hora cámara al hombro y el entrevistado está deseando irse ya

El opositor. Pregunta con datos, quiere dejar claro que se lo sabe todo, se exhibe, se pavonea… un gilipollas.

El agobiao con la hora. Controla qué frase es buena, breve y contundente y cuando la tiene retira el micro y deja el corrillo

El becario descolocao. Están con un ministro conocidísimo, pero a ellos les da igual: ¿me puede decir nombre y cargo?, le sueltan

El que coloca la pregunta de encargo. El entrevistado está hablando de una amenaza de huelga, pero en la redacción central le han encargado que pregunte sobre las últimas inundaciones. Y hasta que no coloca la pregunta no descansa

El showman: Nueva subespecie entre la especie de los plumillas que se reproduce por esporas desde que los programas de televisión sacan los reporteros a la calle a actuar y no a informar. Puede traer para regalarle al del canutazo desde un osito de peluche hasta una camiseta de la selección. O hacer el pino delante de él e invitarle también a que lo haga

J.T.

lunes, 6 de septiembre de 2010

La prensa ante el nuevo anuncio de alto el fuego


Por primera vez desde que me dedico a la información percibo en torno a un comunicado de alto el fuego de eta una actitud general en los medios distinta a las que he conocido hasta ahora. No he visto ni excesivas histerias ni excesivos alivios; tampoco exageradas esperanzas ni grandes cabreos. Lo que flota en el ambiente y en el ánimo informativo, creo, es escepticismo, hastío, pereza, desconfianza… y unas ciertas ganas de plantar cara.

Salvo algunas excepciones ultramontanas a las que el sentido común aconseja no tener en cuenta, todos los medios han reaccionado de una manera prudente pero firme.

Las treguas anteriores fueron acogidas unas con alivio, otras con mucha esperanza, incluso con fervor en algún caso pero esta vez parece que las cosas han cambiado. “Ya está bien de que nos vaciléis” sería, creo yo, el resumen del espíritu de los titulares de la prensa de este lunes.

Estas han sido algunas de las primeras páginas en los periódicos españoles este seis de septiembre:





Informar sobre terrorismo siempre ha sido un asunto espinosísimo: cómo titular, cómo valorar la noticia de un atentado –si a varias columnas en primera, si abajo y con poco relieve, si abriendo el informativo…- Que ese dilema acabara desapareciendo de las redacciones de nuestro país sería sin duda una estupenda novedad.

De momento los titulares sobre el anuncio etarra de tregua contienen un cariz valorativo inusual hasta ahora y yo diría que hasta heterodoxo: adjetivos utilizados por los partidos políticos para calificar el alto el fuego –“insuficiente”, “acorralada”, “no convence a nadie”- han sido asumidos en algunas portadas sin las preceptivas comillas, como haciendo suyo de manera implícita el reto a la organización para que dé pasos concretos y contundentes.

Por eso digo que después de mucho tiempo algo parece estar cambiando. Dicho sea, como siempre que se abordan estos asuntos, con todas las precauciones

J.T.

El periodismo “declarativo”


Hace unos días recomendaba yo en este blog a quien quiera dedicarse a este oficio en condiciones, que hiciera lo posible por no verse obligado a practicar el periodismo "declarativo”. Explico qué es por si alguien no lo sabe:

Los redactores jefes que permanecen de guardia los días festivos en los medios, sobre todo en los medios públicos y en las agencias, saben bastante de la tortura que supone esta modalidad periodística

- Riiiing, oye soy el jefe de prensa de… Mira, que queremos hacer unas declaraciones. Se trata de…



No es que tú los llames porque ha saltado un asunto de actualidad y a tu juicio estaría bien contar con su opinión. No: llaman ellos, o sus jefes de prensa

a) porque saben que los días de fiesta cuesta rellenar planillos y escaletas

b) porque los de otro partido han soltado una andanada y quieren replicar

c) porque, y éste es el peor supuesto pero se da bastante, se creen con el derecho

El periodismo declarativo, para empezar, ni siquiera es periodismo. Es declaración, una declaración que no hemos pedido ni buscado.

La cosa va así: alguien decide soltar cualquier burrada que, en la sequía informativa del día de fiesta, con un poco de suerte puede acabar siendo titular y garantiza cierta preeminencia en los diarios del día siguiente. Luego los matinales radiofónicos, que se alimentan en buena parte de lo que traen los diarios, le dan bola... y así rodando rodando se acaban colando en las cada vez más numerosas tertulias de mañana, tarde y noche, todas ellas ansiosas de carnaza…

El periodismo declarativo es perverso en sí mismo

Algunos políticos se atreven a a rizar aún más el rizo, y ya no hace falta ni que sea festivo: se graban ellos mismos por sus propios medios las dos o tres o frases que quieren difundir y lo envían a las agencias, los periódicos y las televisiones: en betacam, dvcpro, dvd, pendrive o todavía más barato, por correo electrónico. Acto seguido tiene lugar la llamada del jefe de prensa:

- Oye, te he mandado unas declaraciones de fulano. Ya verás, están de puta madre, son una bomba

Y tanto que son una bomba, compañeros: una bomba para el futuro de nuestra profesión como no espabilemos

J.T.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Operadoras de telefonía, el reino de la impunidad



Yo lo siento por mis amigos de Facua, pero en materia de luz y teléfono me parece que sus denuncias caen en saco roto.

“Necesidad tengas de darte de baja en una compañía de móviles” ¿A que suena a maldición gitana? Lo es:

¿Cómo es posible que a pesar de la multitud de denuncias, que a pesar de la cantidad de tropelías que las operadoras de móviles cometen, y que suelen aparecer a menudo reflejadas en los medios, estas compañías continúen haciendo lo que les da la gana todo el tiempo que les da la gana?

¿Cómo es posible que los llamados “servicios de atención al cliente” continúen manteniendo a quien llama horas a la espera, y lo que es más grave aún, con musiquitas de fondo que atentan directamente contra los derechos humanos?


Marcas mil códigos, hablas con máquinas de voz u operador@s con acento extranjero, te pasan de departamento en departamento –con la musiquita de marras entre medio- y la aventura acaba en fracaso. Vuelta a empezar: si desea… marque 1, marque 2, marque 3… para cualquier otra operación, permanezca a la espera…

El reino de las operadoras de telefonía es el reino de la impunidad.

Nos quejamos, lo proclamamos, lo denunciamos… Da igual, pasan los años y todo continúa lo mismo o peor. Estás en sus manos. Hacen lo que quieren… Ni te dan de baja cuando lo pides, ni te dejan de cobrar, ni de amenazar si no pagas por servicios que tiempo atrás dijiste que no querías.

Aún cuando, mucho meses antes de acabar con tu paciencia, ya te habían asegurado que tomaban nota para cambiarte de tarifa, anular el servicio o devolverte un cobro por algo que tú no habías consumido ni pedido. Aún así, ni caso.

Además tienen el descaro de proclamar que se trata de sectores donde ya existe el mercado libre y la competencia… pero ¿dónde está la competencia en los servicios de telefonía o en los de electricidad? Bueno, sí, quizás compitan para ver quién consigue desesperar antes a quien aspira a resolver civilizadamente su problema como consumidor sin acabar literalmente de los nervios.

Amigos de Facua, amigos de las demás asociaciones de consumidores ¡cuánto trabajo pendiente!, ¿no?

J.T.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Apuntes de periodismo 11. Pequeñas pistas para quien empieza en esto de la información


1. Lo que cuentes preséncialo tú mismo. Habla tú con la fuente. Si la premura te lo impide, nunca lo hagas tuyo. Cita a quien te lo haya contado o donde lo hayas leído

2. No des nunca nada por sentado con una sola fuente. Contrasta. Verifica

3. Defiende tu punto de vista. Si le tienes miedo al redactor jefe o al jefe de sección de turno y por eso te callas, ellos no te respetarán. Sólo te ganarás su aprecio, si no estás de acuerdo en algo de lo que te dicen, si lo argumentas. Por supuesto, con educación

4. Evita el periodismo declarativo. Sé que es difícil, pero se puede

5. Evita el periodismo de convocatoria, salvo que te toque cumplir órdenes. En la medida en que dependa de ti no te comportes como un funcionario, ni como un autómata, ni trabajes desmotivado

6. Lee los periódicos, oye la radio, mira los despachos de agencia. Fórmate tu propio criterio sobre cualquier asunto de actualidad porque, aunque hoy no te competa, mañana te puede tocar abordarlo

7. Propón temas. No hace falta que te empeñes en algo rocambolesco. Los temas más interesantes suelen estar más cerca de ti de lo que imaginas. Las ideas surgen tomando copas con los amigos o teniendo los oídos abiertos para captar lo que ocurre en tu barrio, en tu calle, en tu escalera… ¡ah! y copia las buenas ideas, que eso no es malo: lo malo es copiar a los malos

8. La profesión periodística es seria, pero no solemne. Las cosas salen mejor en la medida en que eres capaz de divertirte con tu trabajo. Ríete. Día no reído, día no vivido.

9. Implícate, pero cuidado con el exceso de celo. Suele funcionar en contra de tus intereses

10. Y por supuesto, sé buen compañer@: entre una amistad y una noticia, apuesta por la amistad. Habrá quien lo vea de otra manera (la competitividad y tal) pero yo lo veo como te digo. Si lo tienes en cuenta, me lo agradecerás

J.T