lunes, 6 de abril de 2009

Maletas en domingo de ramos



En Andalucía, sobre todo en Sevilla, domingo de ramos es sinónimo de renovación (con mejor o peor gusto, pero renovación al fin y al cabo). A mí me parece también un día de luz, de alegría, de regreso a la vida tras los tonos grises de los meses fríos. Es el día en que se celebra la explosión de la primavera, el día en que se olvidan por fin hasta el otoño abrigos, bufandas y demás agobios.



Ayer tuvimos una guinda añadida: el anuncio de la marcha de Manuel Chaves del gobierno andaluz, después de 19 años como presidente.

Cuando Chaves llegó a Andalucía aún faltaban dos años para la Expo 92. Coincidió seis años con Felipe González, ocho con Aznar y ya iban cinco con ZP, a quien ahora parece que va a acompañar en el gobierno de la nación.
Zapatero le ha encontrado a Chaves el resquicio exacto para dejar la presidencia de la Junta sin que su imagen salga mal parada del todo. Si se trata de una patada hacia arriba o no, el tiempo se encargará de aclararlo.




Hay en la iconografía sevillana del domingo de ramos una cofradía llamada "Amargura". Sale a la calle a partir de las siete y media de la tarde, justo la hora en que comenzó a extenderse por las calles andaluzas la noticia-rumor de que Chaves se marchaba de aquí.





Claro que detrás de la Amargura desfiló ayer, como todos los domingos de Ramos que no llueve, otra cofradía llamada "Amor". Cuando los nazarenos del Amor pasaban ante el alcalde socialista de Sevilla, -que esa es otra, alcaldes aconfesionales pasteleando año tras año con la iglesia como si no pasaran los siglos- todas la páginas web contaban ya con grandes caracteres que Chaves se marchaba de Andalucía.

La Amargura y el Amor en la calle y Chaves haciendo las maletas.





J.T.

viernes, 3 de abril de 2009

Ya hay metro en Sevilla




He visto lágrimas en el teatro Lope de Vega cuando despegaba, perdón, arrancaba el primer convoy del primer metro de la historia de Andalucía.

He visto emoción, pañuelos en las manos y gafas empañadas. Puedo imaginarme lo que pensaban muchos de los que asistían a la inauguración oficial del metro de Sevilla.
Muchos padres lloran cuando ven nacer a sus hijos. Y esto de Sevilla la verdad es que ha sido un auténtico parto: 35 años de embarazo.
Entiendo la emoción. He tenido el honor de ser testigo privilegiado de este acontecimiento en directo. No lo olvidaré nunca. Hoy no es día de pegas. Hoy es día de alegrías tras la festiva inauguración de ayer.

Enhorabuena a todos los que no cejaron en el empeño a pesar de los millones de zancadillas que tuvieron que sortear antes que llegara este histórico dos de abril de dos mil nueve.


J.T.