sábado, 8 de noviembre de 2008

Los "maderos" de Saviano


Hay cosas importantes que ocurren en Sevilla, en aparente detrimento de Madrid o Barcelona, pero sólo aparente.

Por ejemplo que Roberto Saviano haga aquí, y no en los madriles o en las cataluñas su primera aparición pública en España después de conocerse su "condena" a muerte por parte de la camorra napolitana.

Como este tipo de acontecimientos no suelen ser habituales por aquí abajo, uno no puede evitar preguntarse dónde está el truco.

Posible respuesta: el vejatorio y humillante trato dispensado por la celosa escolta que el ministerio del Interior desplegó en torno al entrañable calvo italiano, casi púber, que ha osado tocarle los güevos a la mafia de su tierra... el denigrante trato, decía, de estos guardaespaldas para con los periodistas que acudimos a la rueda de prensa donde el joven represaliado iba a promocionar su libro y su película.

Un manera de actuar que me parece sólo le consentimos a la policía de Despeñaperros p'abajo.

Perros que olfateaban hasta los blocs de notas mientras sus uniformados dueños nos retenian en esperas interminables, escaners, cacheos, insolencias, empujones...



Esos matones de Interior estaba claro que, o andaban acojonados -había que devolver a Saviano vivo, por lo civil o por lo militar, a su avión de vuelta a Italia- o han aprendido muy bien de sus papás y abuelitos cuando vestían de gris.

A mi compañero Alberto le gritaron y obligaron a identificarse -a pesar de estar perfectamente acreditado- porque "osó" tomar algún plano durante los chequeos.

Por no contaros lo patético que resultaba ver los cuatro matones durante la gala inaugural del Festival de Cine Europeo.

Estaban de espaldas al escenario y nos miraban, sentados ya en nuestras butacas una vez superados los humillantes controles, como si fuéramos delincuentes.

Esto ocurría mientras el apocado chavalín al que la mafia quiere matar subía unos minutos al escenario junto al alcalde de Sevilla.

Siento no incluir aquí fotos de los momentos intimidatorios, pero igual lo entendéis si repito que... eran in-ti-mi-da-to-rios. ¡vamos! que te jugabas una ostia si les hacías una foto.

¿Hubiera aceptado semejante trato la prensa de Madrid o de Barcelona?. No sé por qué me da que allí los maderos se hubieran andado con un poco más de cuidado, ¿verdad que sí, amigo Rubalcaba?

Juan Tal Vez

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, tampoco es para tanto.
Muy victimista te veo: primero por ese complejo de que en Sevilla no pasa lo que en Madrid o BCN. Y segundo porque si a este tipo lo quieren matar, lo van a intentar de todas todas.
Quizás precisamente porque en Sevilla no pasan las mismas cosas que en Madrid o BCN no estás acostumbrado a ver ese tipo de medidas de seguridad.

Anónimo dijo...

Llevas razón: sólo he estado en Madrid ejerciendo el periodismo en la calle veinte añitos de nada