Hace un año nadie sabía quién era y este 30 de noviembre aparece en El País Semanal como uno de los cien personajes más importantes del mundo iberoamericano en 2008. Figura entre Ingrid Betancourt, Michelle Bachelet o Bebo Valdés. Es gitano, de Huelva, y se llama Juan José Cortés.
Tratar de cerca al padre de Mari Luz, -como desde el 13 de enero hemos hecho quienes tuvimos que dar cuenta de la desaparición de su pequeña hija de cinco años, el posterior hallazgo del cadáver y la espantosa y truculenta cadena de efectos colaterales que desde entonces mantienen el caso vivo-, constatar a diario la serenidad y el temple de Juan José... es toda una lección magistral para quien quiera aprender a afrontar las contrariedades en la vida.
No le he visto descomponerse nunca. Y no sólo le ha dado motivos para estallar el presunto asesino de su hija. Motivos para perder los nervios le han dado también los políticos, los jueces, los funcionarios de los juzgados, la policía y, por supuesto, se los hemos dado sin duda los periodistas que lo hemos sometido durante meses a un despiadado acoso para el que Juan José, sin embargo, nunca ha tenido un mal gesto.
Después de tantas jornadas vividas junto a la familia de Mari Luz en el barrio de El Torrejón de Huelva uno está en condiciones de pensar que Juan José necesita usar también parte de esa serenidad que le caracteriza para lidiar con los problemas de su propia familia: con los de su padre, el abuelo de Mari Luz, cuya incontinencia verbal y no sólo verbal ha puesto a su hijo en más de un aprieto; con los de su mujer, a quien Juan José siempre ha apoyado frente a los reproches de algunos porque la pequeña salió de casa sola para comprar chuches...
En el panegírico que Enrique Múgica le dedica este domingo en El País, el Defensor del Pueblo dice de Juan José Cortés: "Una situación límite, un hecho atroz que le colocó ante lo peor, hizo que surgiera de él lo mejor".
Tras verlo actuar en el día a día durante casi todo lo que va de año, uno tiende a pensar que Juan José Cortés ya poseía esa manera de ser desde mucho antes de la desaparición y muerte de su pequeña hija Mari Luz. Un verdadero personaje.
J.T.
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