martes, 18 de noviembre de 2008

El bebé deseado


En la foto falta Andrés, seis años, quizá el protagonista principal.

Aquí sus padres y su hermanito recién nacido están todavía en el hospital dejándose fotografiar para contarle al mundo su fortuna.

- Andrés está en Algeciras y allí en casa nos ve en la tele, nos dice Soledad, la madre feliz. Cuando hablamos con él por teléfono nos pregunta que cuándo va a poder darle un beso a su hermanito.



Ya se lo dio. Como aquí lo están haciendo sus padres. Uno y mil besos. Tras la obligada separación de los días previos y posteriores al parto, los cuatro llevan ya más de un mes juntos en la casa familiar.

Lo que vivieron en el Virgen del Rocío de Sevilla les parece una película. El día que les hicieron estas fotos estaban en una nube: Javier acababa de nacer, libre de enfermedad hereditaria y perfectamente compatible con su hermano mayor.

- Es un niño deseado, repetían a coro Andrés y Soledad.

Un niño deseado que además podrá salvar la vida de su hermano de seis años. Si todo va bien, las células madre de la sangre del cordón umbilical de Javier permitirán en unos meses que Andrés no tenga que sobrevivir más a base de transfusiones en el hospital Punta Europa por la anemia congénita severa que padece desde que nació.



A Soledad y a Andrés padre no les importa ninguna otra cosa. Como no le importaría a ninguna otra pareja con un problema similar. Como no le hubiera importado a los padres de Rouco Varela -vamos, creo yo- si, en caso necesario, para salvar la vida del hoy arzobispo hubieran tenido en aquellos tiempos la posibilidad de hacer algo parecido.

La más avanzada tecnología de un hospital público -andaluz,en este caso- ha sido puesta al servicio de una familia humilde que ni por lo más remoto hubiera podido tener acceso a nada semejante por sus propios medios.

Me temo que al doctor Guillermo Antiñolo y a todo su equipo de la Unidad de genética del hospital Virgen del Rocío de Sevilla se les va a amontonar la faena.

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