Mi primo Pepe es maestro desde hace cuarenta años en Berja, Almería. Hace unos diez lo convirtieron por decreto en profesor de primaria, pero él prefiere continuar siendo maestro: "maestro de escuela". De los de toda la vida.
Varias generaciones de agricultores del Poniente almeriense aprendieron a sumar, leer y escribir con él.
Las aulas de los colegios de Berja, El Ejido, Balerma o Balanegra están llenas de hijos y hasta de nietos de antiguos alumnos suyos, gente tan competente que son los que han levantado la economía de la provincia y la han dotado de un peso esencial en Andalucía y el resto de España.
- Los maestros de por aquí, Juanito -me ha dicho siempre- hemos hecho durante muchos años un trabajo sordo pero constante que poco a poco empieza a lucir.
Fueron pioneros en abordar la integración, por ejemplo, porque el porcentaje de hijos de inmigrantes en las aulas de esta tierra era ya considerable mucho antes que en Madrid o Barcelona. En ese ambiente se ha educado y se educa aún en un colegio de Balanegra, una pedanía de Berja con una playa estupenda, la pequeña Nerea Camacho, hija de una pareja del Bierzo que decidió buscarse la vida en el Poniente almeriense.
Ellos se abrieron camino entre invernaderos junto al mar y su pequeña y espabilada hija en el mundo de la interpretación.
La pequeña Nerea es todo un símbolo de lo que sucede en la tierra en la que está creciendo y educándose. Una tierra muy viva llena de gente valiosa que poco a poco irán quitándole a la zona el estigma de conflictiva y subdesarrollada con el que aún cargamos los que nacimos aquí.
Los maestros como mi primo Pepe Gázquez y su mujer, Julia, hicieron muy bien su trabajo y ahora en el Poniente existen, por ejemplo, festivales de teatro como el de El Ejido, uno de los más importantes de España; existen músicos, actores y actrices como Nerea, cuyo trabajo en "Camino" de Javier Fesser y el premio Goya que ha conseguido a los doce años ayudan a que la gente se pregunte qué se mueve en el Poniente almeriense para que una Nerea Camacho sea posible.
Además de los indiscutibles méritos de la pequeña, existe aquí un caldo de cultivo en el mundo de la enseñanza y de la cultura que ya ha dado su primera campanada.
Querido primo Pepe: tú y tus compañeros podéis estar orgullosos de vuestra siembra de tantos años. Nerea ha puesto el listón muy alto, pero habrá más Nereas, ya lo verás.
Nereas que cuando salgan a recoger sus premios proclamen a los cuatro vientos, como lo hizo la pequeña Camacho en la gala de los Goya, el orgullo de ser del Poniente almeriense.
J.T.
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