martes, 24 de febrero de 2009

Emilio Morenatti, coleccionista de experiencias




Intenso. Este es el adjetivo que a mi juicio define a Emilio Morenatti: intenso en sus afectos, en sus desvelos, en sus recelos...

Conocí a Emilio hace diez años y trabajamos mesa con mesa prácticamente durante más de cinco. El era fotógrafo de Efe y yo, realquilado en la agencia, acababa de poner en marcha la delegación en Andalucía de ce ene ene plus. Mientras yo pensaba que ya me había leído casi todos los libros en este oficio, él parecía tener una biblioteca entera pendiente. Era, y sigue siendo, pura sangre en las venas. Uno de los míos.




Las ruedas de prensa le ponían nervioso. Como todo periodista de raza abominaba del periodismo de convocatoria, pero incluso de la comparecencia más insulsa procuraba sacar petróleo. A las órdenes de mi amigo Eduardo Abad, rompían la pana en el periodismo gráfico de Andalucía.



Durante su tiempo libre Morenatti hacía gimnsasia y estudiaba inglés, esas dos eternas asignaturas pendientes de buena parte de los españoles que Emilio procuraba no dejar de lado. El sabía por qué: se estaba preparando.




Un día, hace ya cinco años, pidió la excedencia y se fue a Afganistán. De allí a Oriente Medio. Su secuestro en Gaza se convirtió en noticia de portada en nuestro país. Pero cuando lo liberaron, lejos de amilanarse pidió carta de nuevo en su particular partida de póker vital y se fue a Pakistán.






Su trabajo en Pakistán es el que le ha valido el premio Poyi ("Pictures of the year International") 2009. Morenatti siempre creyó que la fotografía, aunque esté pegada a la actualidad, puede situarse como tal más allá de lo estrictamente noticiable.




Una foto realizada en un momento puntual Emilio procura que se convierta visualmente en atemporal.






Associated Press, la agencia para la que trabaja desde que se marchó de Efe le da cancha para que ahonde en esa manera de currarse la imagen porque las fotos de Emilio acaban publicándose en toda la prensa internacional.









Ha conseguido lo que soñaba. Vive trabajando exactamente en lo que quiere y como quiere. Esa coherencia es lo que yo creo que ha premiado el Poyi (Pictures of the year international).

Brindo por ello. Con cuarenta tacos de nada que cumple este año Morenatti subirá, seguro, muchos más peldaños en este oficio diseñado para los "locos" que hablamos el idioma de lo intenso. Tan intensos en nuestros afectos como en nuestra capacidad para hacernos insoportables. Esa es la cofradía a la que pertenece Emilio y en la que pienso que quiere cocerse a fuego lento todo el tiempo que pueda. No creo que se plantee volver a su plaza de fotógrafo en Efe Sevilla.


J.T.


1 comentario:

Anónimo dijo...

La exposición que hizo el CAF en Almería el pasado año fue bellísima, hasta el punto de sensibilizar a los zombis que pasamos a veces por alumnado. Está bien esta laudato...