miércoles, 7 de octubre de 2009

Crónicas marroquíes: 1. La cámara de televisión, ese artefacto diabólico



Adivina adivinanza: ¿en qué país cercano tenemos los periodistas problemas de manera sistemática en la frontera, problemas que se agravan soberanamente cuando llevas una cámara de televisión?

Adivina adivinanza: ¿en qué país cercano pensamos todos cuando algún compañero de oficio te cuenta que en un viaje lo paró la policía en la carretera sin razón aparente hasta que pagaron una "multa", o que consiguió dejar de perder tiempo en la aduana cuando metió cincuenta euros en el pasaporte?

Adivina adivinanza: ¿en qué país cercano nos gusta pasar unos días de vacaciones porque sus gentes y sus paisajes merecen la pena pero cuando acabamos yendo los problemas de aduanas, de fronteras, de policía, nos hacen jurar en arameo que nunca nos volverán a ver el pelo por allí?

- Esta vez no pasará nada, hombre, me decía un compañero de aventura el otro día. ¿No ves que vamos a cubrir la visita oficial del presidente de la Junta de Andalucía a Marruecos?. Si va a entrevistarse con el primer ministro Abbas El Fassi, con el ministro del interior, con los presidentes de las cámaras... Y nosotros somos ¡sus acompañantes!


José Antonio Griñan y Abbas El Fassi el 28 de septiembre en Rabat

Pues ni así. Los periodistas que acompañábamos a José Antonio Griñán llegamos al aeropuerto de Casablanca desde Sevilla vía Madrid y todo parecía ir bien hasta que le tocó el turno a Javier, el compañero reportero gráfico de Canal Sur Televisión. Apenas los polis de la aduana vieron la cámara empezaron los problemas: Faltaba -mira por dónde- un papel. Siempre les falta un papel.

Os aseguro que Javier y Carmen llevaban todo lo reglamentario. No en vano se trata de la televisión autonómica, donde el aspecto burocrático se cuida al máximo. Estamos hablando de la cadena que de manera institucional sigue siempre al presidente.

Pues nada, faltaba un papel. Era domingo por la noche y tuvo que intervenir la embajada, la delegación en Rabat del canal, la comitiva oficial de Griñán... Aún así, que Javier y sus compañeros pasaran la aduana con la cámara costó varias horas.



¿Dónde está el buen rollo, dónde están las excelentes relaciones de vecindad que tanto ponderamos y con las que tanto se nos llena la boca cuando vamos de políticamente correctos?

¿Cómo es posible que solucionar un problema con un policía se siga llamando cien o doscientos euros?

Por cierto, otros compañeros que llegaron al día siguiente para cubrir la primera feria Expo Andalucía Marruecos se vieron obligados a dejar la cámara en el aeropuerto de Casablanca hasta el regreso a España. No pudieron hacer su trabajo. Desconozco si recurrieron a lo de los doscientos euros.


J.T.

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