jueves, 28 de octubre de 2010

Doña Calidad de la Información y su lucha por no desaparecer


Lejos de mí apuntarme al manido tópico de "cualquier tiempo pasado fue mejor". Ni lo creo ni lo reivindico. Pero si os parece, os propongo un ejercicio de comparación en el que repasemos cómo eran las cosas, por ejemplo, en la redacción del diario "Pueblo" cuando yo trabajaba allí hasta que Solana y Felipe lo cerraron por lo militar el 17 de mayo de 1984.

Un ejercicio de comparación entre cómo eran las cosas entonces y cómo son ahora en cualquier redacción de periódico de los que todavía sobreviven. Os cuento:

Cuando yo estaba en "Pueblo" se fumaba, se gritaba, entrabas en la redacción y todo eran ruidos de máquinas de escribir, salías a la calle a hacer reportajes, se maquetaban los textos, se cortaban teletipos, se bajaba con la página diseñada y con los textos a las linotipias para que compusieran la página antes de hacer las placas para la rotativa, se revelaban las fotos en blanco y negro, había correctores de estilo, taquígrafos que tomaban por teléfono las crónicas de los corresponsales y enviados especiales, se corregían las galeradas, te pagaban dietas, te dejaban viajar, te ibas de noche con una fuente policial, judicial o sanitaria de copas, los invitabas a tabaco rubio del bueno y si era necesario, redondeabas la jornada en una barra americana, hoy puticlubs...


Los redactores jefes te mandaban a la calle a buscarte la vida y había alguno incluso que te obligaba a no volver hasta traer una historia que contar... Y así, claro, raro era el día en que no acababa habiendo excelente materia prima para los titulares de primera.

¿Hace falta que os describa cómo es ahora una redacción de periódico? Por si alguno de lo que me leéis no lo sabéis, os lo cuento:

Ni gritos, ni humo, ni ruido de máquinas de escribir... un aburrimiento. La gente pone cara rara cuando le hablas de taquígrafos, linotipistas o de "cortar" teletipos... Y además nada de viajes, jornadas de trabajo con horarios kilométricos y "gratificaciones" (no me atrevo a decir sueldos) cada vez más menguantes.

Y quien más quien menos tentándose la ropa antes de pasarle al gerente un vale de taxi o un ticket de comida. No te digo ya cuando se trata de pasar la copa a la que hemos invitado a un confidente para que se anime a soltar la lengua...

Adiós fuentes, adiós relaciones públicas... adiós motivaciones en el trabajo. Hola ansiedad, hola incertidumbre, hola fumadero de desesperados a las puertas de la oficina. Porque cambiará el lugar donde se fuma, pero se continúa fumando igual o más.

Y doña calidad de la información, luchando por no desaparecer entre tanta nueva tecnología y tanta mariconada.

J.T.

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