domingo, 31 de mayo de 2009

El Rocío, ese curioso sarao


- "¡Esto hay que vivirlo. No se puede explicar con palabras... esto hay que sentirlo!"
Cualquier compañero que haya tenido que realizar alguna vez en su vida una cobertura informativa de el Rocío habrá oído estas frases miles de veces.


Le pones el micro a cualquier cara que remate una bata rociera y es lo primero que te suelta: "esto hay que vivirlo" insisten mientras le dan otra vuelta a las croquetas o a los pinchitos en la sartén.

Sartén rodeada de miles de botellines de cerveza ya usados, botellines mezclados con condones presuntamente también usados que se confunden, todo revuelto, con restos de tripas de salchichón y chorizo...
- Esto hay que vivirlo, compadre, vuelven a repetirte.

- Vivirlo y sobre todo beberlo, ¿no?, les digo yo.
Confieso que me gusta. Me gusta el componente hedonista, de disfrutar de la vida, que rodea a toda la liturgia rociera.

Si se le quita la caspa, el megatufo hortera... si se le quita la coartada religiosa, que no se la creen ni ellos, la verdad es que queda un sarao la mar de güai.




J.T.

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