jueves, 6 de enero de 2011

2010, "annus horribilis" para miles de periodistas en España


- Cuentas lo del paro como si fueras el único, me comenta Rafi tras leer mi post de ayer. Tampoco es para tanto tirarse una mañana en la oficina de empleo, añade.

Lleva razón la madre de mi hija Gádor cuando me hace este comentario. Ayer osé hablar sobre mi regreso al inem después de catorce años sin pisarlo, le explico, porque eso está siendo mi vida de estos días y creo que entre las utilidades de un blog se encuentra también ésta: poder reflejar tu cotidianeidad, por poco extraordinaria que sea.

Quienes nos dedicamos a contar las cosas de los demás hemos acostumbrado al personal a olvidarse que, tras las historias que ven, leen, o escuchan cada día hay una persona con los mismos problemas o más que aquellos que contiene su información.

Dos mil diez ha sido un "annus horribilis" en general, pero también para miles de periodistas en nuestro país, entre los que nos encontramos los afectados por el violento cierre de CNN+ o la degradante compra de Cuatro por parte de Telecinco.

Los conflictos, despidos y problemas laborales varios que ha tenido este año el sector de la comunicación en España han contado con escasa cobertura en los medios, por no decir nula en muchas ocasiones: en cualquier caso, muy por debajo de la otorgada a los problemas de Astilleros, de los agricultores, de cualquier fábrica de las zonas metropolitanas de Barcelona, Bilbao o del polo químico de Huelva... por no hablar ya de los controladores o de los funcionarios.

Becarios precarios y periodistas de ridículos contratos por seis meses renovables copan decenas de informativos y rellenan cientos de páginas de periódicos contando los problemas laborales de los demás sin que quienes les leen, ven o escuchan intuyan siquiera que quien firma la información soporta por lo general una situación laboral mucho más noticiable que aquello que está contando.

La vieja máxima de que los periodistas no somos noticia nos hace afrontar con excesivo pudor el hecho de airear nuestros propios problemas y quizás por eso le suene raro a Rafi que al padre de su hija le haya dado estos días por hacerlo. Es verdad: quedarse en el paro está dentro de la normalidad, pero creo que ha llegado el momento, aunque sea en modestos blogs como éste, de empezar a contar nuestras "normalidades".

Ya está bien de ponerle altavoz a los problemas de todo el mundo menos a los nuestros.

J.T.

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