viernes, 13 de agosto de 2010

El gran hermano nos vigila

Cada vez es más frecuente encontrarte, cuando entras en cualquier establecimiento público, esta señal


En muchos lugares matizan que lo hacen "por tu seguridad"

Por tu seguridad se están quedando con tu cara y por tu seguridad también observan tus movimientos durante todo el tiempo que te pones a tiro. Y además, los archivan.

Te controlan y te graban en centros comerciales, en tiendas grandes y pequeñas, en edificios de oficinas, en cualquier ventanilla donde vayas a resolver un papeleo, en el metro, en los hoteles, en cada vez más calles… y hasta en los taxis. Siempre por tu seguridad, eso sí.


A todo esto hay que añadir ahora el control en el centro de las ciudades de las matrículas de los coches para multarte si te entretienes más de un determinado tiempo en la zona sin ser residente (en Sevilla en breve el tope de estancia de un coche “intruso” será de 45 minutos. Al centro de Granada ya es que no te dejan ni entrar…)

Si hasta los gobiernos locales violan abiertamente la intimidad de los ciudadanos no hablemos ya en clave nacional o internacional con la neura que provocan las amenazas de bin laden y compañía.

Pero por mucha amenaza que exista, me parece muy fuerte que entre todas las cámaras que pueden llegar a grabarnos en un día se pueda recomponer lo que cualquier ciudadano anónimo haya hecho en una jornada desde que sale de su casa hasta que regresa.

¿Corren las sociedades modernas el riesgo de convertirse en Estados parapoliciales con la excusa de la amenaza terrorista? La universidad de Aranjuez programó este verano un curso, dirigido por mi amigo Manuel Cerdán, que estaba dedicado a profundizar en esta pregunta. Una cuestión para la que, al margen de lo mucho que el asunto se presta y se prestará al debate, me temo que lamentablemente conocemos ya alguna respuesta.


El Gran Hermano, sin duda, cada día nos vigila más. Y mejor. Así que cuidadito con meterte el dedo en la nariz y hacer bolitas tan pancho o rascarte alegremente la entrepierna pensando que no te está viendo nadie. Te equivocas

J.T.

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