martes, 1 de junio de 2010

Apuntes de periodismo, 8. ¿Tiene usted autorización?




Te ve el guardia tomar imágenes de la fachada del ministerio, del cuartel, del juzgado de turno... y se le nota inmediatamente en la cara que su tedioso curro acaba de cobrar sentido.




Nada más colocar el trípode y encuadrar, ya está el nota a tu lado con la pregunta de manual

- ¿Tiene usted autorización?
- Pues mire usted, pues no
- Pues fuera de aquí
Fin del presunto diálogo
Pero entonces es cuando tu trabajo cobra todo el sentido. Porque los planos de oficio que ibas a tomar se convierten de pronto en todo un reto. Conseguir grabar la fachada prohibida ahora sí merece la pena: una mariconada que te den facilidades.




Cuando te den facilidades en tu trabajo, querido aspirante a periodista, sospecha por sistema, pregúntate en seguida dónde está la trampa.
Ellos tienen la obligación de pensar que lo que tú cuentes con los planos que tomas les va a tocar los cojones a los que le pagan por impedírtelo. Y es entonces cuando tú adquieres la obligación, el compromiso... de no defraudarles.
Pedir autorización puede facilitar el trabajo de periodista pero lo devalúa. Es más cómodo, pero mucho menos interesante.
Para una película, para un documental... perfecto. Pero en periodismo, tener autorización para trabajar descafeina sin remisión aquello que estás contando.


J.T.

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