Lo de esta semana con el juicio al menor conocido como "El Cuco", presuntamente implicado en la desaparición y muerte de Marta del Castillo, es sólo el aperitivo de lo que nos espera en las próximas semanas:
El dieciséis de febrero comienza en Huelva el juicio contra Santiago del Valle, presunto responsable de la desaparición y muerte de la pequeña Mari Luz Cortés. Más tarde está programado el juicio contra Miguel Carcaño, principal inculpado en lo que pudo pasar con su ex novia Marta...
Para ser el aperitivo lo de esta semana no ha estado nada mal: unidades móviles a discreción y decenas de cámaras revoloteando por las distintas puertas de los juzgados de la Audiencia de Sevilla: ahora llega el furgón de la guardia civil con Carcaño que viene de la cárcel de Morón, ahora el coche con el Cuco que lo traen del centro de menores donde reside, ahora llegan sus padres encapuchados, ahora los padres de Marta, ahora Samuel todo maqueao como si de una estrella de Hollywood se tratara, ahora el hermano de Carcaño, ahora su novia, ahora los abogados.... ¡qué mareo!
Todo un vergonzoso circo en el que no hay nada que contar, entre otras cosas porque el juicio es a puerta cerrada por tratarse de un menor y porque no hay ninguna revelación destacable por parte de ninguno de los presuntos implicados.
Los familiares de Marta, los abogados, algún fiscal, comentan cosas insustanciales a los ansiosos reporteros que, presionados por las redacciones centrales, necesitan algo que contar con urgencia.
Porque el caso de Marta del Castillo, como lo será el de Mari Luz Cortés a partir del día dieciséis de febrero, trasciende el hecho informativo para convertirse en espectáculo.
Un sólo dato: el pasado lunes, cuando se inició el juicio, una de las cadenas nacionales tenía para su programa matinal cuatro equipos en directo: uno en la zona del río Guadalquivir donde presuntamente lanzaron el cuerpo de Marta, otro en la calle León XIII de Sevilla donde presuntamente fue asesinada la joven, y dos equipos más en los juzgados para tener cubiertas las dos entradas posibles de acusados y testigos.
Y todo para no aportar ni un solo dato que pudiera ser considerado noticiable. Todo para nada... Eso sí, nada..., pero muy bien envuelta en celofán.
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