Luis Expósito, director de Recursos Humanos de la empresa Gestevisión-Telecinco, propietaria desde el pasado 28 de diciembre de Cuatro televisión, me estrechó la mano con firmeza, hizo gala de su profesional cordialidad y se despidió mientras yo me dirigía a la puerta del despacho donde acababa de firmar mi finiquito.
- Suerte en lo que emprendas, Juan
Los veinte minutos que estuve en aquella habitación, primero con su segundo Félix Piñera y más tarde con ambos transcurrieron, contra lo que tiende uno a imaginarse en este tipo de situaciones, cordiales y nada tensos.
Hasta ese día, lunes tres de enero de dos mil once, ni ellos ni yo nos conocíamos ni habíamos tenido necesidad de mantener nunca ningún tipo de relación. Nuestros mundos y nuestros caminos habían discurrido por sendas completamente distintas y el día en que se cruzaron fue para firmar mi despido.
Representan, Luis y Félix, a una empresa que acaba de comprar aquella a la que he pertenecido durante doce enriquecedores años y ahora yo, como tantos de mis compañeros, les sobramos.
Cuando salí del despacho pude ver a Jon Sistiaga esperando turno… por allí habían desfilado, o lo harían en breve, históricos de la casa como José Ramón Pindado, compañeros de producción y de realización con casi veinte años de antigüedad y también mi querido Javier Ruiz, subdirector de Informativos Cuatro, que había dirigido y presentado la edición de mediodía –con reconocido éxito de audiencia- hasta el pasado día veinticuatro de diciembre.
- Suerte en lo que emprendas, Juan
En el mismo momento en que escuché la frase no pude evitar asociarla a la que, en junio de mil novecientos setenta y siete, al terminar mi servicio militar, me dedicara en Ceuta el capitán Santiago Perote cuando se despidió de mí
- Que te vaya bien en aquello a lo que te dediques, Juan
Pues mire usted, capitán Perote, en los últimos treinta y cuatro años me he estado dedicando al periodismo. Cuando me despedí de usted estaba deseando marcharme de allí. Ahora, en cambio, me voy del trabajo que elegí para ganarme la vida y de la ocupación que no tenía ningún interés en abandonar.
Y curiosamente, cuando se despiden de mí, la música de la frase con que lo hacen me suena parecida a la que le escuché al capitán de la Batería Plana Mayor el día en que abandoné el cuartel de Artillería Ramix-30 y corrí como loco hasta el puerto de Ceuta camino del resto de mi vida.
Así que la asociación de ideas que tuve en el mismo momento en que escuché…
- Suerte en lo que emprendas, Juan…
…me la voy a tomar por el lado positivo: sigo teniendo por delante todo el resto de mi vida.
Patio del cuartel de Artilleria Ramix-30 de Ceuta, donde hice la mili entre junio del 76 y junio del 77
J.T.
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