Como sostienen entre otros muchos mis amigos Carlos y Mariano, a la inactividad no se le puede conceder ni un minuto de ventaja.
Así que precisamente hoy creo que puede ser una excelente fecha para cambiar de registro
Por eso para mis queridos Alberto, José Ángel, Ana, Estefanía, Elías -y para mí mismo, por qué no- voy a permitirme soltar aquí cinco reflexiones que creo pueden sernos útiles.
1. Nada de esperar en vuestra casa a que vengan a buscaros: llamad, visitad, insistid, ofrecéos. A todo el que se os ponga por delante. Sin remilgos y sin vergüenza.
2. Sabéis hacer muy bien lo que hacéis, y queréis continuar haciéndolo
3. Recordad que a veces la distancia que hay entre conseguir una cosa y no conseguirla es la misma que existe entre pedirlo o no pedirlo
4. Ahí fuera hay mucha gente que os quiere muy bien y que os valora
5. Aquellos que os pueden dar trabajo saben que, si cuentan con vosotros, los que saldrán ganando serán ellos
Mis queridos amigos y compañeros de trabajo durante tanto tiempo: los días de mirar atrás ya han pasado.
No me cabe la menor duda que pronto estaremos en otros asuntos que nos gustará contarnos. Lo que hacíamos nos gustaba, nos gustaba el equipo que éramos... Nos habíamos sentido como una pequeña familia y nos habíamos creido que esto continuaría siempre.
Por eso quizás nos cuesta más asimilarlo. ¡Vale! Un ratito para la melancolía. Otro, pequeño, para lamerse las heridas... Bien, pero acto seguido a la calle otra vez, a comernos el mundo como siempre.
Y sobre todo, ya sabéis. No caigáis en la tentación de contarle a vuestros amigos vuestras penas: que los divierta su puta madre.
J.T.
No hay comentarios:
Publicar un comentario