En las antiguas escuelas de periodismo, donde se accedía al oficio sin boatos ni zarandajas (frente a tanto remedo de facultad como ha proliferado por ahí en los últimos años y que lo único que ha conseguido es masificar a un incauto y esperanzado alumnado que desconoce las escasas salidas profesionales que tiene) enseñaban con mil ejemplos y definiciones qué es noticia y qué no lo es.
Noticia, nos contaban, es aquello que se sale de lo normal, un hecho es más noticia en la medida en que es más inesperado, más sorprendente... Pues bien, desde que se multiplicaron las televisiones, esto ha cambiado: una noticia ya no es lo que era.
De un tiempo a esta parte, un informativo de televisón está trufado de evidencias todo él que no tienen nada que ver con la definición de noticia que nos enseñaron.
Los casos donde esto se puede comprobar con más claridad se dan en las informaciones dedicadas a contarnos que hace frío o hace calor. Pero no calor en enero y frío en agosto, que sería lo noticiable según la definición de noticia vigente en los manuales, no. De un tiempo a esta parte viene siendo noticia, y de apertura en muchos casos, que nos helemos de frío en invierno y que sudemos en verano.
¿Cae nieve en enero en los aledaños de Sierra Nevada? Pues rápidamente se prepara una conexión en directo con un propio en medio de la nieve a las nueve de la noche al que le hacemos pasar un frío del carajo (a él y a todo el equipo) ya desde la media hora previa a la conexión, que hay que probar sonido, imagen, y estar preparado sin moverte un cuarto de hora antes de que el presentador te dé paso. El frío que está pasando el equipo del directo no se transmite hasta la pantalla pero ver al que cuenta tan suculenta primicia aterido como un pajarito por lo visto es eficaz en términos de audiencia. Y si hay audiencia hay noticia, qué leche.
Es noticia aunque lo que estemos viendo se parezca más a un espectáculo sádico que habitualmente protagoniza un mileurista cuyo contrato tiene una duración directamente proporcional a su capacidad para dejarse putear. O al menos eso cree él. Porque lo que acabará ocurriendo es que, pasando frío o no, lo haga mejor o peor, cuando menos se lo espere prescindirán de él (y de sus compañeros) sin contemplación alguna.
¿Que estamos en el mes de agosto y hace un calor de muerte? ¡¡Noticia!!: ¡Calor en Agosto!. Corramos, preparemos un directo, rápido, que con un poco de suerte hasta podemos abrir el informativo con el tema (ya se sabe la escasez de asuntos noticiables en las vacaciones de verano). Y ahí tenemos al pringao de turno bajo un termómetro callejero para que se vea bien que no hay fraude ni en la hora ni en los 45 grados que soporta vestido de traje y corbata (hay teles cuyo libro de estilo exige traje y corbata para salir en pantalla esté cayendo la que esté cayendo).
Esos son los nuevos aires que corren por los espacios informativos de las teles, los nuevos vientos... ¡uy, qué frío!
J.T.
Cuando ya tenía escrito este post, veo que JRMora ha colgado en twitter una definición de noticia que no me resisto a transcribir: "Noticias: esas cosas que pasan mientras la tele descubre que hace frío en invierno".
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