miércoles, 5 de enero de 2011

Mi regreso al inem después de catorce años

 Vista general de la Plaza del Museo de Sevilla. Al fondo, las oficinas del inem

El inem y la sevillana calle Alfonso XII. Se entra por otra puerta en la que no hay rótulo

- Tiene usted que traer la solicitud de prestaciones debidamente cumplimentada, el dni, original de la tarjeta de demanda de empleo, certificado de su empresa donde consten los últimos ciento ochenta días trabajados, libro de familia y la declaración de la renta del año pasado. ¿Le parece bien cita para el miércoles diecinueve?
- De acuerdo
- ¿A qué hora?
-¿A las nueve por ejemplo?
- Lo anoto. Es mejor temprano, sí. Podrá pasar directamente sin esperar. Si tiene algún problema o alguna duda que resolver antes de ese día nos llama a este teléfono, apunte... 95540......

No es la primera, ni tampoco la segunda, ni la tercera vez en mi vida que acudo a una oficina del inem para inscribirme. La última fue hace ya casi catorce años. Percibo muchos cambios: lo veo todo más limpio, más sistematizado, menos masificado, los funcionarios son más amables... España ha cambiado mucho en estos catorce años y las oficinas del inem y sus funcionarios parece que también.

Hay turnos electrónicos, no escucho gritos, ni enfados, ni peleas del público con los que les atienden, no se fuma, la gente va mejor vestida, duchada, huelen bien... Detrás de cada una de las personas que aguardan su turno sentadas a mi alrededor hay, seguro, una historia que contar.

Entretengo la espera imaginándome la de la señora delgada, elegante y bien peinada que está justo a mi lado y que anota algo en un pequeño papel. Me puede la curiosidad. Leo: diadema, colgante, descambiar pijama niña... , me imagino que son los reyes para su nieta, faltan pocas horas para que salga la cabalgata...

Observo ahora al cuarentón con traje y portafolios que espera delante mío leyendo "La Razón"... Probablemente ellos estén también jugando a imaginarse mi vida, a intentar adivinar qué puñeta me ha podido ocurrir hasta encontrarme aquí sentado aguardando mi turno para tramitar el paro.

No hay tensión en el ambiente. Nadie despotrica, nadie se mete con el gobierno, nadie se queja. Reconozco que, quizás por prejuicios, me sorprende el versallesco y relajado ambiente general. Una de dos: o las cosas han cambiado mucho en estos catorce años o yo he tenido suerte al escoger el día para venir a interesarme por mi futuro inmediato.

El inem es la empresa a la que siempre vuelvo. Cada vez que me marcho porque encuentro un trabajo tiendo a pensar que es la última, pero no. Este oficio al que elegí dedicarme parece conllevar inevitablemente las visitas periódicas a las oficinas de empleo.

Llevo mucho tiempo contando en este blog los riesgos de optar por el ejercicio profesional del periodismo y las precariedades en que se mueven la mayor parte de los profesionales. Hoy, mira por dónde, no tengo que soltaros ningún rollo para contaros cómo veo yo el patio. Hoy me basta con "cortar y pegar" un pequeño fragmento de esta mi jornada de vísperas de reyes.

J.T.

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