Inagotable cantera de talentos radiofónicos, Catalunya tiene entre sus pioneros del medio a Joaquín Soler Serrano, quien desde este martes nos espera ya al otro lado tras noventa y un años por estos lares.
Trasladó Soler Serrano su dominio del oficio en la radio a la tele y allí presentó en los sesenta y setenta del siglo pasado desde musicales a concursos unos mejores que otros, eso sí. Pero hubo un programa con el que dio la campanada a mitad de la década de los setenta. Se llamaba “A fondo”.
“A fondo” fue un programa de entrevistas por el que pasaron todos los personajes-personajes que había vivos en el mundo fundamentalmente de habla hispana hace treinta y cinco años. Esos personajes que a todos los que nos dedicamos a esto nos hubiera gustado conocer.
Las entrevistas que Soler Serrano les hizo a Josep Pla, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti o Alejo Carpentier son a mi juicio de lo más memorable de la historia de la televisión. También estuvieron en su plató Dalí, Cela, Alberti o Cortázar entre otros muchos.
Sin prisa, en un decorado sobrio –por supuesto en blanco y negro- y como si se tratara de dos amigos de charla tras la sobremesa, Soler Serrano le sacaba a sus entrevistados durante la hora larga que duraban aquellas conversaciones bastantes cosas que hasta entonces muchos de ellos no habían dicho nunca en público.
En homenaje a Soler Serrano, yo apostaría por recuperar en la tele de hoy – y creo que no propongo una utopía- aquel tipo de entrevistas: enciclopédicas, pausadas, cómplices, tiernas y duras a la vez pero siempre tan ricas como para tomar nota casi de cada frase.
De hecho Planeta las recopiló y editó hace algún tiempo y por Internet circulan como verdaderas joyas algunos fragmentos e incluso vídeos enteros de muchas entregas de “A fondo”.
Salve, admirado Joaquín. En tu honor, ahora que te has muerto, quiero reivindicar desde aquí un ápice al menos de aquella dignidad que transpiraban tus entrevistas de “A fondo”. Hago votos porque tu legado, ahora tan ponderado, no se quede sólo en lo preceptivo de un obituario.
Entrevistas como las tuyas aún son posibles en televisión, Joaquín. Así quiero creerlo y así lo reivindico. En tu honor, maestro.
J.T.
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