A lo largo de mi vida profesional he tenido el honor de trabajar para Antonio Asensio, Juan Tomás de Salas y Jesús de Polanco. Conservo en mi particular baúl de los recuerdos contratos de trabajo firmados por cada uno de ellos y me siento francamente orgulloso de haber tenido la oportunidad de pertenecer a plantillas de medios de comunicación comandados por estos tres monstruos.
A medida que transcurren los años, y con los tres ya ausentes, veo más claro el provechoso y trascendental papel que jugaron estos empresarios de la comunicación en la historia reciente de nuestro país.
Juan Tomás de Salas pilotó Cambio 16 desde los últimos años del franquismo. Su apuesta por abrir espacios de libertad le costó más de un secuestro de su emblemática publicación. Fue un empresario tan comprometido como poco organizado. De ahí que el grupo 16 se diluyera, por razones que otro día contaré, a medida que ganábamos en libertades. Fueron veintitantos hermosos años hasta que el grupo desapareció y él falleció.
Interviú, buque insignia del grupo Zeta presidido por Antonio Asensio hasta 2001, vio la luz en mayo de 1976, siete meses después de la muerte de Franco y apenas tres semanas más tarde del nacimiento de El País, periódico de referencia desde hace ya casi treinta y cinco años y embrión de lo que en poco tiempo sería el gigantesco grupo Prisa, un conglomerado de medios pilotado con destreza por Jesús de Polanco hasta su muerte en 2007.
Prisa y el grupo Zeta van perdiendo gas cada año que pasa desde que fallecieron sus dueños y los timoneles que intentan salvar los muebles no parecen acertar con la fórmula.
El tiempo nos va dejando cada vez más clara la importancia de estos tres hombres en muchas de las cosas que pasaron en España desde que comenzara la llamada transición democrática.
Asensio, Salas y Polanco ejercieron sus responsabilidades más tiempo que Suárez, Felipe o Aznar las suyas, pero todos los ciclos se cierran y éste en el que ellos tuvieron tanto que ver parece que está dando ya sus últimos coletazos.
Yo no sé vosotros, pero yo llevo bastante tiempo echándolos mucho de menos.
J.T.
1 comentario:
Y LA OMUNICACIÓN (con mayúsculas) también, querido Juan; y posiblemente quienes por ellos fuimos "formateados", mucho más...
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