martes, 7 de septiembre de 2010

Dimé cómo haces el "canutazo" y te diré qué tipo de "plumilla" eres




Gran guardia a la puerta de una reunión que puede ser de banqueros, empresarios, sindicalistas, políticos o profesores de autoescuela. Horas de espera: sale alguien para hablar, un portavoz que va a hacer declaraciones ante quinientos micrófonos y tropecientas cámaras.

Hay que buscarse la vida para el canutazo. Durante el tiempo en que se forma el corrillo en torno al que va a hacer declaraciones, que pronto quedará semioculto por un bosque de micrófonos y grabadoras pegaditas a su nariz , descubrimos las distintas especies de redactor que existen en el negocio:

El caradura. Hace como que se quiere hacer un hueco hasta que alguien de los mejor colocados acaba diciendo bueno va, trae el micro que te lo tengo yo

El tímido. Trata inútilmente de hacerse un hueco mientras le comen el terreno. Al acabar se le ve preguntando a unos y otros: oye, ¿qué ha dicho?

El solidario. Se le ve siempre con su micrófono y otros dos o tres, entre ellos el del caradura y el del tímido

El piadoso. Acaba encontrando un hueco justo delante mismo del entrevistado, pero se tiene que poner de rodillas, rodeado de brazos, piernas y sudores, para no molestar a las cámaras

El que se complica la vida y se la complica a los colegas. Mete codo, mete prisa, mete el micro por encima de los demás. Ese micro, le gritan los cámaras, pero a él se la sopla

El listo. Espera a que acabe la maraña y luego trata de hablar a solas con el entrevistado. La mayor parte de las veces se come un mojón

El digno. Prefiere no enterarse antes que pugnar por hacerse un hueco. Ya lo cogeré luego de agencias, dice

El narcisista. Lleva inalámbrico, así que puede elegir sitio sin agobios. Casualidad: siempre lo encuentras detrás del entrevistado, frente a todas las cámaras sin que éstos puedan sacarlo de plano: se garantiza que ese día su familia lo vea una vez más en la tele a la hora de comer

El enteraíllo pesao. Suele hacer preguntas de diez minutos cuando sus compañeros llevan media hora cámara al hombro y el entrevistado está deseando irse ya

El opositor. Pregunta con datos, quiere dejar claro que se lo sabe todo, se exhibe, se pavonea… un gilipollas.

El agobiao con la hora. Controla qué frase es buena, breve y contundente y cuando la tiene retira el micro y deja el corrillo

El becario descolocao. Están con un ministro conocidísimo, pero a ellos les da igual: ¿me puede decir nombre y cargo?, le sueltan

El que coloca la pregunta de encargo. El entrevistado está hablando de una amenaza de huelga, pero en la redacción central le han encargado que pregunte sobre las últimas inundaciones. Y hasta que no coloca la pregunta no descansa

El showman: Nueva subespecie entre la especie de los plumillas que se reproduce por esporas desde que los programas de televisión sacan los reporteros a la calle a actuar y no a informar. Puede traer para regalarle al del canutazo desde un osito de peluche hasta una camiseta de la selección. O hacer el pino delante de él e invitarle también a que lo haga

J.T.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y, a más a más, ¿hay alguien que haga periodismo?