- Manda cojones, Juan, que tengamos que aparecer en la tele como si fuéramos delincuentes.
Con mi compañero Jose Ángel buscábamos un encuadre apropiado que permitiera camuflar la identidad de los dos guardias civiles con los que estábamos hablando. La frase del comienzo corresponde a uno de ellos. Iban a hacernos declaraciones para el informativo pero procurando evitar ser identificados.
Nos enseñan una carta que habían recibido explicándoles que se les iba a retirar un plus que, sumado a otras restricciones y a la rebaja funcionarial de meses pasados, han reducido sus nóminas hasta cuatrocientos y pico euros menos al mes.
¿Por qué les explicaban en la carta que les suprimían un plus más? Pues porque no son lo "productivos" que sería deseable. Es decir, que a juicio de sus superiores llevan tiempo multando menos de lo que deberían.
Uno de ellos se había traído chubasquero con capucha para facilitar el trabajo de camuflaje a la hora de contar sus penas. Su compañero estaba dispuesto a salir a cara descubierta, de perdidos al río, pero venía de discutir con su mujer, temerosa ella de mayores represalias y optó también por la clandestina penumbra:
- No importa el carácter de servicio de nuestro trabajo -me explican, no cuenta el auxilio en carretera que puedas realizar, los neumáticos que puedas cambiar o tu intervención en circunstancias dolorosas y muchas veces trágicas cuando ocurren accidentes, no. Lo importante es multar. Y cuanto más mejor. Y si es a camiones, que las sanciones son un pastón, pues todavía mejor. Eso es lo que hay.
Niegan mis interlocutores de la llamada "benemérita" que estén realizando de una manera orquestada ningún tipo de "huelga de bolis caídos", como se ha dado en llamar a la disminución de la cifra de sanciones que, de un tiempo a esta parte, parece que llevan a cabo un buen número de agentes de la guardia civil de tráfico en toda España.
Los dos guardias civiles con los que estamos forman parte de los ya sancionados. Poquísimos, según el ministerio que por supuesto niega el carácter de represalia de la medida y lo atribuye a otro tipo de razones técnicas.
Pero los testimonios de nuestros dos entrevistados insisten en que no hay otro motivo sino que sus jefes quieren que multen más. No pueden demostrarlo. Temen por si contiúan las represalias. Y apuestan por el anonimato.
Guardias civiles que, para salir en la tele, cambian el tricornio por la capucha. Un puntazo.
J.T.
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