Se han aprobado presupuestos a la baja para el año 2011
Se han rebajado los sueldos de los funcionarios
Se restringen, y en muchos casos se anulan, las subvenciones a actividades económicas, sociales y culturales.
Se retrasa la edad de jubilación
Se aumentan los impuestos indirectos
Se reduce el límite de velocidad hasta los 110 kilómetros por hora para ahorrar
Se deja, en definitiva, sin chocolate a todos los loros posibles.
Se les acaban todas las balas que tenían en la recámara y ya no saben qué hacer para aumentar ingresos y reducir gastos. En sus titubeantes e indecisos palos de ciego para ahorrar como sea, por lo visto aún no le ha llegado el turno a ellos. Todavía no se les ha ocurrido -¿o sí?- que quizás sobran instituciones y puestos en las instituciones.
Ayuntamientos, Diputaciones, Autonomías, Gobierno de la nación, gobierno europeo... ¿cuántos cometidos están duplicados, triplicados y hasta cuadruplicados? ¿no podríamos prescindidr de las diputaciones, por ejemplo? ¿de verdad hace falta tanta gente en las consejerías de los diecisiete gobiernos autonómicos? ¿cuántos coches oficiales podríamos recortar? ¿cuántas prebendas eliminar? ¿cuántas dietas y kilometrajes evitar?
Este 28 de febrero día de Andalucía, el presidente de la Comunidad se ha mostrado favorable -"sin ninguna reserva mental", palabras textuales- a que se abra un debate sobre el futuro del Estado de las autonomías. Lo ha dicho durante su discurso institucional, pero se ha apresurado a matizar que si se hace hay que procurar no arruinar la "realidad incuestionable" de que la vertebración autonómica de España "es una historia de éxito".
No sé yo si de tanto éxito. Porque puestos a hablar de realidades incuestionables, ahí están todos los escándalos de corrupción descubiertos en las autonomías, el más reciente los falsos eres aplicados a más de un centenar de personas directa o indirectamente relacionados con el partido que gobierna en Andalucía.
Parece incuestionable que la multiplicación de cargos ha propiciado que se multipliquen también los affaires de corrupción. La presidenta del parlamento andaluz ha dejado caer en su discurso de este 28-F un llamamiento a los diputados para "prestigiar" la política en una época que ha calificado de gran "desencanto y descrédito".
La culpa de esa desafección a la política la tiene, según Fuensanta Coves, la ausencia de autocrítica y la prevalencia de los intereses partidistas. Pues eso.
J.T.
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