Otra vez hemos perdido el tren
Entre Cajamadrid y la Caixa se van a repartir la tarta, el poder y todo lo repartible en materia de cajas de ahorro en nuestro país: Andalucía, una vez más, se queda a verlas venir
Os contaba en este mismo blog en marzo del año pasado que algunas décadas atrás, los pocos dineros que teníamos en esta tierra abandonada entonces por inversores y poderosos, solían acabar en las cuentas de beneficios de unos señores de Bilbao que vivían en Neguri (consejeros de administración del Banco de Vizcaya, de Banesto, del Banco Central o del Bilbao).
Han pasado los años: llegó la democracia y con ella las autonomías y una cierta prosperidad: ha cambiado el plan, pero los resultados continúan siendo los mismos: en materia financiera, Andalucía sigue estando en segunda división.
El año pasado se la quisieron meter doblada a Unicaja con Caja Castilla La Mancha, resistieron la presión y al final se evitó una fusión poco recomendable, pero eso no ha alejado ningún fantasma ni asegura que estemos en mejores condiciones para competir. Es verdad que en los últimos meses se están acelerando cosas (a la fuerza ahorcan), pero demasiado tarde ya para algunos asuntos.
En Andalucía quedan cinco cajas de ahorro: Cajasur (Córdoba), Caja Jaén, La General de Granada, Unicaja de Málaga y Cajasol de Sevilla. Unicaja , Caja Jaén y Cajasur acabarán siendo una sola. La General de Granada se resiste a cualquier tipo de fusión y Cajasol va a absorber Caja Guadalajara que sobre el papel -ya veremos- es un marrón algo más llevadero que Caja Castilla La Mancha.
En Andalucía quedan cinco cajas de ahorro: Cajasur (Córdoba), Caja Jaén, La General de Granada, Unicaja de Málaga y Cajasol de Sevilla. Unicaja , Caja Jaén y Cajasur acabarán siendo una sola. La General de Granada se resiste a cualquier tipo de fusión y Cajasol va a absorber Caja Guadalajara que sobre el papel -ya veremos- es un marrón algo más llevadero que Caja Castilla La Mancha.
Es decir que Andalucía se quedará con tres cajas pero ninguna de ellas alcanzará unas dimensiones suficientes para hacerle sombra ni a la Caixa ni a Cajamadrid que son las que realmente parten el bacalao.
Los trasfondos los desconozco, porque no soy especialista en información económica y mucho me temo que ni siéndolo tendría yo muchos más datos claros a fecha de hoy. Pero creo que estamos en las vísperas de un tsunami en materia de cajas de ahorro cuyas consecuencias aún ni imaginamos.
Rajoy y Zapatero, en su reunión de hace unos días, sólo se pusieron de acuerdo en que hay que meter mano a las cajas para que espabilen, se fusionen cuanto antes y se reduzca así el número de entidades de este tipo en nuestro país. El gobernador del Banco de España lo considera inaplazable para evitar más riesgos.
Cómo quedará todo es un misterio aún. Pero que Andalucía en este terreno, como en tantos otros durante las últimas décadas, ha vuelto a perder el tren, es un hecho.
Hace poco tuvimos aquí en Sevilla a todos los prebostes de la CECA (Confederación Española de Cajas de Ahorro). Era una reunión en la que saltaron chispas con el asunto de la sucesión del que hasta ese día había sido el baranda de la institución, Juan Ramón Quintás. Tras aquel tenso e infructuoso encuentro, Quintás acabó dimitiendo ese mismo día.
Cajasol era el anfitrión. Anfitrión por no decir convidado de piedra. En aquella reunión del pasado 17 de marzo en Sevilla quedó claro que los que pintan y pintarán cada vez más se llaman Isidro Fainé (la Caixa) y Rodrigo Rato (Cajamadrid). Braulio Medel (Unicaja) y Antonio Pulido (Cajasol) oirán, verán y callarán.
Andalucía, una vez más, pierde el tren frente a Madrid o Cataluña. Y esta vez creo que por nuestra mala cabeza. Más de quince años llevamos hablando de fusiones sin rematar ninguna faena de envergadura. Y, claro está, nos ha pillado el toro.
J.T.
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