Así describía Mariano José de Larra hace casi doscientos años el oficio de periodista:
"...un deseo de saberlo todo que nació conmigo, que siento bullir en todas mis venas, y que me obliga más de cuatro veces al día a meterme en rincones excusados para escuchar caprichos ajenos, que luego me proporcionan materia de diversión para aquellos ratos que paso en mi cuarto y a veces en mi cama sin dormir; en ellos recapacito lo que he oído, y río como un loco de los locos que he escuchado".
Nos lo recordaba este martes Juan Luis Cebrián en el colofón del discurso que pronunció durante la entrega de los premios Ortega y Gasset, edición vigésimo séptima. Una pieza oratoria que tituló "En defensa de una libertad frágil" reproducida íntegra a doble página en El País del miércoles y en la que el autor reflexionaba sobre el periodismo y el futuro de los periódicos. Entre sus apuntes destaco:
1. Quizás desaparezcan los diarios, pero no han de hacerlo los periodistas
2. El periodismo tiene que volver a sus fuentes: verificar y contar la verdad
3. Somos sólo intermediarios, la información es de la comunidad
4. El poder tiende a ver conspiración donde hay disentimiento
Pues del derecho a disentir, mire usted por dónde, hacía uso este viernes David Trueba en la columna que habitualmente firma en el mismo periódico del que Cebrián es consejero delegado.
Dado que Cebrián había hablado en defensa de una libertad frágil durante la entrega de los premios Ortega y Gasset y habida cuenta que uno de los galardones había recaído en el equipo de investigación del propio periódico por su trabajo en torno al caso Gürtel, Trueba se despachaba de esta guisa:
"Si pillo un buen patrocinio para montar los premios David Trueba me otorgaré a mí mismo el justo galardón al Estúpido del Año. Antes voy a esperar a que el príncipe de Asturias reciba el Príncipe de Asturias"
¿Temeridad por parte del escritor y director de cine soltar este obús contra la política del mismo periódico que le publica cinco columnas a la semana, entre ellas la de este viernes, titulada "El premio" y en la que incluye la frase que reproduzco en el párrafo anterior?
¿Será la libertad tan frágil como Cebrián dice temer y acabaremos viendo a Trueba de patitas en la calle más pronto que tarde?
Vuelvo a Larra: "...recapacito lo que he oído, y río como un loco de los locos que he escuchado"
J.T.
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