Era 14 de abril, festividad de la República, y se celebraba en el Parlamento andaluz el último pleno en mucho tiempo: no habrá otro hasta el 25 de mayo, ya en plena resaca de las elecciones municipales, convocadas para el domingo 22 de ese mes. Comienzan cuarenta días de paréntesis en la actividad parlamentaria tras los que ya nada será igual.
Se percibía este jueves en el Parlamento de Andalucía un cierto aire de fin de ciclo, una cierta sensación de alivio quizás por la cercanía de la tregua semanasantera y un cierto morbo por comprobar si el pleno concluía sin que Pepe Griñán y Luis Pizarro, su recién dimitido consejero de Gobernación y Justicia, ni siquiera se dirigieran una mirada.
A pesar del teatral golpe de efecto final, con el remate que el presidente de la Junta puso a su intervención de cierre dirigiéndose directamente al escaño de su excompañero de gobierno para saludarlo, había en el Parlamento andaluz este jueves un cierto desaliento en el ambiente.
Muchos silencios, muchas miradas, algún que otro sobreentendido... Desde Madrid en la última semana, Andalucía había sido blanco de los más duros y despiadados ataques en mucho tiempo por parte de la derecha mediática, pero en los pasillos del parlamento autonómico parecía correr poca sangre en las venas para contrarrestar tan furibundas arremetidas. Ahora llega semana santa, luego campaña para las municipales y con los resultados en las manos... veremos, parecían pensar.
Los parlamentarios andaluces se predisponen a fajarse por los pueblos y ciudades de la región en busca de votos que necesitan, nunca mejor dicho, como agua de mayo. Se vota a los alcaldes, sí. Pero se realizarán estudios de los resultados con mil microscopios. Análisis de laboratorio que se extrapolarán para convertirlos en hipotéticos escaños regionales y nacionales cuando, ya en menos de un año, Griñán y Zapatero convoquen elecciones en Andalucía y en España.
Pasillos del parlamento andaluz.
Estarán prácticamente vacíos cuarenta días y cuarenta noches
Los resultados de las municipales serán el argumento del que tirarán durante el año siguiente, pase lo que pase el 22 de mayo, estos parlamentarios ahora tan desactivados. Con esos datos acudirán a los pasillos del Parlamento andaluz dentro de cuarenta días. A unos pasillos donde este jueves se palpaba el desencanto: demasiados silencios, demasiada tensión acumulada en el ambiente, demasiado hastío, demasiadas preguntas en el aire, demasiadas ganas de salir corriendo.
Hay que preparar el operativo para las municipales, hay que hacer miles de kilómetros, pegar miles de gritos en mítines y megafonías callejeras, pegar más gritos que carteles, buscar la manera de recuperar una credibilidad que unos y otros saben que llevan mucho tiempo perdiendo.
En el Parlamento Andaluz este jueves había un cierto aire de fin de ciclo.
Dentro de cuarenta días, cuando vuelvan, nada será igual. ¿O sí?
J.T.
La foto del saludo es de mi amigo Juan Ferreras
No hay comentarios:
Publicar un comentario