Iba a ser la caña
Iba a ser el no va más de la información en España
Íbamos a romper la pana
Habría en nuestro país "un antes y un después del nacimiento de CNN+"
Estas cosas y muchas más -todas ellas en la línea de comerse el mundo en pepitoria- se las escuchamos una y mil veces, hace ahora doce años, a los empresarios y adláteres varios que por aquel entonces pilotaron el proyecto de CNN en España.
Nos hablaban de la gran capacidad operativa de la que íbamos a disponer para conseguir llegar en menos de cuatro horas a cualquier rincón del país donde ocurriera una noticia.
Nos hablaban del carácter rompedor de un canal de veinticuatro horas de información continua. De la voluntad de la empresa para convertirlo en una referencia que dotara a la compañía de un plus de prestigio.
A mí me gustó constatar la posibilidad que realmente existía de elaborar una información plural, equitativa, solvente, formativa... Lo veía factible en el contexto donde se gestaba el proyecto.
Así que, como tantos de mis compañeros, creí firmemente en la iniciativa y me enamoré de la posibilidad. No lo dudé: me subí las mangas y me puse a la faena, regresé al oficio abandonando así un tiempo de reflexión en el que me había estado planteando muy seriamente dejar el periodismo para siempre.
Una docena de años de mi vida, de mi energía y de mi tiempo los he dejado ahí encantado de la vida. Con sus luces y sus sombras, pero feliz. El salario nunca fue para tirar cohetes, aunque me ha permitido vivir con una cierta dignidad y cumplir con mis obligaciones familiares.
Pero la verdadera compensación ha sido creerme durante años (y cuando uno se cree algo, eso es verdad lo sea o no lo sea) que lo que mis compañeros y yo estábamos haciendo valía la pena.
Que el desenlace de toda esta historia sea el que estamos viviendo estos días nunca me lo pude imaginar.
No creo que pueda atribuirle a nadie la responsabilidad de mi escasa imaginación.
Tan solo a mi ingenuidad.
J.T.
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